No se vale retroceder

El reto es que se elija a los más probos, a los más capaces, a los más comprometidos con el país, no a personajes improvisados o que lleguen a defender a corruptos en la Corte Plena.

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Por Mirna Navarrete

20 October 2017

Es usual que en los concursos de belleza, en París, en Dublín o en Sonsonate o Managua, le pregunten a muchas participantes qué es lo que más desean y ellas respondan hasta con lágrimas el trillado: “La paz del mundo...”.

La presidenta del Consejo Nacional de la Judicatura, María Antonieta Josa de Parada, nos comentaba que en los anteriores exámenes para abogados la consabida pregunta era: ¿qué harán, de ser electos como magistrados de la Corte Suprema de Justicia? Y la respuesta invariable era: mejorar el sistema judicial, pero no pasaban de allí.

Para la próxima selección de candidatos a magistrados, el CNJ promete que habrá más profundidad en los exámenes de aspirantes --que dicho sea de paso, serán públicos-- y éstos tendrán que demostrar trayectoria, obras, proyectos, investigaciones propias y otros trabajos en el campo del Derecho.

Hace muchos años las magistraturas de la Corte Suprema eran asignadas a abogados notables, a verdaderos maestros, catedráticos, jueces de carrera, exfiscales generales o exprocuradores generales, exministros de justicia y era un honor fungir como tales.

Pero luego llegaron la guerra, los atentados, los riesgos y la indefensión, al punto que no resultaba agradable ostentar magistraturas. Luego se optó por una especie de concurso o examen para que todos tuvieran oportunidad.

Ahora el CNJ tiene que depurar un universo de más de 12 mil abogados para elegir a los mejores, una tarea nada fácil. Igual la tiene la Federación de Asociaciones de Abogados de El Salvador (Fedaes), que dirigirá las elecciones del gremio y propondrá a los que más votos hayan obtenido. Entre ambos deben presentar un listado de 30 aspirantes, entre los cuales la Asamblea debe elegir cinco profesionales y sus respectivos suplentes para ocupar cuatro plazas en la crucial Sala de lo Constitucional y una para la Sala de lo Civil.

El reto es que se elija a los más probos, a los más capaces, a los más comprometidos con el país, no a personajes improvisados o que lleguen a defender a corruptos en la Corte Plena. El reto es que se elija una Sala de lo Constitucional igual o mejor que la actual. No se vale retroceder.

*Periodista.