MBA 1987, MBA 2017, MBA 2047

Sigan construyendo un mundo no solo más alucinante y productivo, sino que más justo, más humano y más sostenible. ¡Adelante caminantes globales! ¡Insistan, persistan, resistan y nunca desistan!

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Por Mirna Navarrete

16 October 2017

Por aquello de las coincidencias, Diego, mi varón, recibió el cartón de su maestría exactamente 30 años después de que yo recibiera el mío. Enorme la satisfacción del graduado, pero más aún la de sus padres.

El método de inmersión total del INCAE, conocido en Alajuela como INCATRAZ, fortaleció la capacidad analítica de Dieguito, y 27 latinoamericanos más, representantes de la primera promoción del Global MBA, luego de 14 meses de intenso bombardeo.

Durante un solemne y emotivo acto de graduación, la perspectiva global fue el común denominador de semejantes discursos, dignos de mucha reflexión.

Reflexioné, comparando el mundo laboral al que yo ingresaba en 1987, con el que va ingresando Diego Alfaro en 2017.

Como nos hizo realizar el mero mero del INCAE, el mundo ha cambiado más en los últimos 30 años, de lo que cambió en los 80 años anteriores.

El año que me gradué se comenzaron a ver los primeros faxes y la plática giraba alrededor de la magia del aparato (en persona, pues no había redes sociales). Ahora ya no se escucha el chiflido del fax y el aparato acumula polvo.

En 1987 Gorbachov y Reagan acordaron que el muro debía desaparecer. “Tear down this Wall”, ordenó Ronald (QDDG) en Berlín. En 2017, Trump nada contra corriente con su plan de construir un muro anti mexicano.

A finales de los 80 el mundo iba a Blockbuster a alquilar películas y comer popcorn de choto; a Tower Records y Kismet a comprar discos, no sin antes escuchar una rola desde audífonos chucos; a Barnes & Noble a hojear libros, ir al baño y quitarse la calor. Ahora devoramos Netflix, Spotify y Starbucks.

Eran tiempos de por cada 10 boletos de TACA tu agente de viajes te emitía un Boleto de Oro gratis. Hoy son tiempos de lifemiles.com, sin intermediario, para volar “de choto” en Avianca. “Siempre y cuando los pilotos no estén en huelga”, advierte la lorita Pepita.

Al llegar a su destino, Don Mundo necesitaba un mapa, o preguntando se llegaba a Roma. Ahora, una española llamada Waze te lleva de la mano “y hasta te señala los cuilios”, grita la lora.

Como la era de la disrupción se refirió el rector del INCAE al fascinante presente en el que 28 graduandos ingresaban, la lluviosa mañana del primer viernes de octubre. Una era caracterizada por inventos tan frecuentes y tan inesperados que, los que no se ponen las pilas, quedan obsoletos (Kodak, Blockbuster, Blackberry, Playboy, Nayib).

Una alucinante era en que grandes cambios se logran y grandes fortunas se amasan, por medio de productos, servicios y organizaciones, que despegaron este nuevo milenio (Google, Apple, Microsoft, Amazon, Facebook, Uber, AirBnB).

Los abuelos de los que nos graduamos en los 80 jamás hubiesen hecho una transferencia bancaria desde un teléfono; demasiado arriesgado e irresponsable. Los abuelos de los que se gradúan esta década no son del todo ajenos a la tecnología de la nueva economía.

Muchos interactúan con grupos de Whats App a lo largo del día; otros están adictos a Netflix; algunos superaron el miedo de ingresar su tarjeta para comprar en línea, y la abuelita de Diego cambió sus libros de cocina por deliciosas recetas de YouTube.

Ciencia ficción ahora en acción: Carros sin conductor, rodando en California y Japón; taxis, música, periódicos, TV, lámpara, reloj, cámara, entrenador, enciclopedia, red social, y hasta la española, en la bolsa del pantalón; pizzas desde un drone ¡Qué cachimbón!

Cachimbones son los recién liberados de INCATRAZ. En gratitud, les pedimos sigan construyendo un mundo no solo más alucinante y productivo, sino que más justo, más humano y más sostenible.

¡Adelante caminantes globales! ¡Insistan, persistan, resistan y nunca desistan!; trabajen en equipo, tomen riesgos, encuentren lo que les apasiona, empujen la milla extra, no caigan en tentación, salven el medio ambiente, sean parte de la solución, y hagan ejercicio.

Diego Alfaro, ¿cómo será el mundo, en 2047, cuando tu varón reciba el cartón de su maestría? Que Dios me dé vida saludable para ser testigo y me quite el miedo de pasar Semana Santa en la Luna.

*Columnista de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com