Las razones de Luis

Los “Luises” forman un verdadero ejercito de jóvenes sin futuro, asesinando antes de ser asesinados. Jóvenes que odian y son odiados por una sociedad violenta que los rechaza sin comprender el fenómeno que los genera.

descripción de la imagen

Por Mirna Navarrete

15 October 2017

Luis, cuyo nombre completo omito relacionar debido a que se encuentra en curso de investigación por atribuírsele un abanico de delitos que van desde el homicidio agravado, hasta el feminicidio, agrupaciones ilícitas, tenencia ilegal de armas, violación sexual y actos terroristas, lo que le valió que en su contra existiesen diez órdenes de captura y fuese uno de los cien mareros más buscados por la PNC. Todo ello a sus 24 años.

¿Qué es lo que hace que en nuestro país un joven de 24 años tenga un historial delictivo de esa naturaleza? ¿Qué procesos mentales desarrollan que les hace posible matar –y en algunos casos, descuartizar– a otra persona por el simple hecho de pertenecer a otra colonia o por que se resistió a pagar $5.00 de “renta”?

La pobreza es una explicación, pero a medias. Me resisto a creer que la pobreza sea la explicación para todos los males, de hecho, considero que quienes hacen de la pobreza la bandera para explicar todos los negativos fenómenos sociales reducen a las personas que se ubican en está clasificación socioeconómica a seres que están irremediablemente orientados al crimen, lo cual es una falta de respeto a las miles de personas que luchan contra las adversidades económicas, trabajan, viven, progresan y se esfuerzan dignamente en nuestro país, a pesar de ser pobres. Decir que una persona es criminal porque es pobre, es un reduccionismo cruel, insultante e inaceptable.

La desintegración familiar es otra de las explicaciones, pero de nuevo, a medias. Debido al machismo imperante en nuestro país, solo un relativamente bajo porcentaje de ciudadanos ha tenido el privilegio de haber nacido y crecido dentro de una familia “tradicional”, entendiéndose está por un padre y madre, no digamos casados, sino al menos en una relación marital estable. Lo común en amplios sectores nacionales es que la figura del “padre” se reduzca, en el mejor de los casos, a la de proveedor, y en el peor, a simple vector biológico de reproducción, mientras que la madre muchas veces adquiere el carácter de una entidad ausente, al verse obligada a trabajar todo el día fuera de casa para mantener a la familia.

Siendo entonces que El Salvador siempre ha sido pobre y la desintegración familiar ha sido desde hace siglos un tema sensible, dado la irregularidad y fragilidad de los vínculos familiares en nuestro país, sería miope afirmar que las causas del fenómeno pandilleril se reduzcan a esas situaciones que, aunque lógicamente influyen, no son las únicas que lo determinan, más aún cuando tales fenómenos (pobreza y desintegración familiar) han existido siempre en nuestro país, mientras que las pandillas son un fenómeno relativamente “nuevo”, surgido con posterioridad a los Acuerdos de Paz, en los cuales se acordó la disolución de los cuerpos de seguridad: Policía Nacional, Guardia Nacional y Policía de Hacienda.

De las causales no exploradas deben resaltarse las existentes a nivel psicológico que surgen como factor colectivo, que pueden ser determinantes para orientar segmentos poblacionales juveniles hacia el crimen. Una de ellas es la “devaluación del futuro”. Eso ocurre en países en donde el futuro es incierto, por lo que se privilegia el “hoy” versus en procurar sembrar para cosechar mañana. Esa actitud es propia de personas que viven constantemente en “situaciones límite”, como las que se experimentan en zonas de guerra o de intensa alteración social. ¿Por qué esforzarse en trabajar para un mañana que no sabe si existirá? ¿no es más lógico arrebatar lo que pueda “hoy” en vez de esperar lo que se pueda cosechar en un futuro incierto? Un joven que sale de su casa sin saber si volverá, unido a la falta de educación, a la reducción de opciones laborales, a la pobreza y a la carencia de un soporte familiar, vive en un adecuado caldo de cultivo para ser empujado a vincularse a grupos criminales.

Otra causal es el “vacío de poder” derivado de la debilidad de las instituciones de control, policiales y legales. En un país en donde queda en impunidad 95 % de los asesinatos que se cometen, y en donde el “renteo” brinda un fácil acceso a importantes cantidades de dinero sin trabajar y sin que las autoridades –por miedo, por corrupción o por simple incapacidad– puedan poner un paro a tales acciones, resulta entendible aunque del todo inaceptable, que el crimen se vuelva atractivo como “forma de vida”, ante la falta de castigo derivado de una endeble persecución del delito.

Ahora los “Luises” forman un verdadero ejército de jóvenes sin futuro, asesinando antes de ser asesinados. Jóvenes que odian y son odiados por una sociedad violenta que los rechaza sin comprender el fenómeno que los genera. Las razones por las que Luis es un delincuente están ahí, a la vista, solo falta que queramos comprenderlas y solucionarlas.

*Abogado, máster en leyes.

@MaxMojica