La hipocresía liberal de Hollywood

Harvey Weinstein la semana pasada tuvo que retirarse de su compañía ya que salieron a la luz años de escándalos en los que había usado su posición de poder para abusar y acosar sexualmente a varias mujeres.

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Por Mirna Navarrete

08 October 2017

Se acuerdan de Good Will Hunting, la película que lanzó al estrellato a dos bostonianos inseparables a finales de los Noventa y que trataba sobre un genio matemático tratando de encontrarle sentido a la vida? ¿Qué hay de Pulp Fiction, con la inolvidable escena de baile entre John Travolta y Uma Thurman? Se me vienen también a la memoria Shakespeare in love, The English Patient y otros éxitos noventeros que hicieron que muchos de nosotros nos enamoráramos del cine.

Lo que tienen todas estas películas en común es su productor ejecutivo (en otras palabras, el rol en el cine que hace posibles las películas, vía financiamiento), Harvey Weinstein. Weinstein, el multimillonario detrás de una productora enorme como Miramax, por años ha sido admirado por su buen ojo para escoger proyectos. En cuanto a filantropía, ha donado millones de dólares a causas liberales y políticos que, en teoría, apoyan causas progresistas que van desde el ambientalismo hasta la igualdad de género y el avance de las mujeres. Y es esto lo que ilustra la abismal hipocresía de Hollywood, puesto que Weinstein la semana pasada tuvo que retirarse de su compañía ya que salieron a la luz años de escándalos en los que había usado su posición de poder para abusar y acosar sexualmente a varias mujeres. Su excusa fue que en su época, “la manera de tratar a las mujeres era diferente”. En pocas palabras, en su época usar una posición de poder para abusar de una mujer era menos cuestionado.

Esto en el mismo Hollywood que en sus galas y eventos sermonea a la sociedad en todo tipo de temas. El mismo Hollywood que reaccionó nauseabundo y asqueado cuando salieron a la luz los comentarios asquerosos que Donald Trump, antes de volverse presidente de los Estados Unidos, hizo en un video sobre cómo trataba a las mujeres. La misma industria del cine cuyas estrellas marcharon en Washington DC en la marcha histórica por las mujeres a principios del año, tuvo por años entre los suyos, departió en fiestas y contribuyó a enriquecer a un conocido abusador como Weinstein. Los escándalos no son nuevos, eran un secreto a voces. Lo que es nuevo es la valentía que los periodistas del New York Times tuvieron al publicar por fin lo que tantas mujeres abusadas venían diciendo: que trabajar con Weinstein implicaba exponerse, física y mentalmente, a ser tratadas como meros objetos sexuales.

Y no es el único. Roman Polanski es un pedófilo confeso y continúa recibiendo premios. Tomó más de veinte mujeres denunciando sus abusos sexuales para lograr que Bill Cosby dejara de ser considerado una joya cultural intocable. Woody Allen sigue siendo celebrado muy a pesar de su horrorosa manera de tratar a las mujeres (esto sin entrar en detalles en cuanto a su vida marital). Claro, se argumenta que se puede separar al artista de su arte, y eso es otra discusión.

Sin embargo, lo que importa recalcar es la hipocresía de que la industria que ha solapado con silencio cómplice los abusos de hombres poderosos pretenda ser una influencia o un faro liberal cuando sus prácticas son tan antiliberales.

 

*Lic. en Derecho de ESEN

con maestría en Políticas

Públicas de Georgetown University.

Columnista de El Diario de Hoy.

@crislopezg