Política horizontal

Mientras los partidos políticos cuestionaban al Fondo de Desastres Naturales, los voluntarios mexicanos daban lo mejor de sí en las calles para salvar vidas. La gente no ha tardado en contrastar la capacidad de trabajo de un puñado de jóvenes y la inoperancia de las autoridades.

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Por Inés Quinteros

29 September 2017

A todos nos ha impresionado la solidaridad de los mexicanos a raíz del terremoto. De todos en general, pero quizá más la de los jóvenes. Pocos instantes después del sismo aparecieron manos de todas partes dispuestas a trabajar duro, jóvenes dispuestos a desvelarse y comer mal para estar disponibles y salvar vidas.

Pronto se organizaron de manera sorprendente, con sus teléfonos enviaban voluntarios donde hacían falta, distribuían las ayudas entre los centros de acopio, se auxiliaba a los familiares que buscaban a sus parientes en medio del lógico caos de las primeras horas, ponían a disposición información sobre puentes colapsados y vías libres de transporte… en fin, lograron una organización que sin las redes sociales, sus usuarios y miles de voluntarios en el campo habría sido imposible alcanzar.

En una entrevista explicaba Gisela Pérez, una joven abogada que es parte de “Verificados 19S” (una de las organizaciones que surgieron): “Nos dimos cuenta de que mucha gente quería ayudar y no sabía cómo, y que había otros que necesitaban ayuda y no sabía cómo pedirla. Se nos ocurrió organizar la información y los datos, para que todo encajara”.

Lo más relevante, sin embargo, no es tanto el ánimo de ayuda, sino el caos informativo y de logística que se apoderó del gobierno y las instituciones, aun cuatro días después de la catástrofe: un poco por afán de protagonismo de los políticos y un mucho por su incapacidad de resolver problemas. Así se entiende que mientras los partidos políticos cuestionaban al Fondo de Desastres Naturales, los voluntarios daban lo mejor de sí en las calles para salvar vidas.

La gente no ha tardado en contrastar la capacidad de trabajo de un puñado de jóvenes y la inoperancia de las autoridades. Con elecciones a la vuelta de la esquina no han faltado políticos que quisieron figurar aprovechándose de la tragedia. Algunos, incluso, propusieron a los voluntarios que se unieran a sus partidos. Una de ellas explica por qué rechazó esas ofertas: “Soy una millennial, a mí me dices que me una a un partido y me muero de asco. Hoy día lo político se ve como un trabajo sucio, como una traición. Lo de hacer el cambio desde dentro es una falacia, todo está podrido”.

Antonio Martínez, 33 años, periodista y cofundador de Horizontal, un centro de activismo cultural y político expresa: “Quienes tienen el diagnóstico y gobiernan nos han hecho creer que somos apáticos. Lo que pasa es que no estamos en sus estructuras ni tenemos un presidente de los jóvenes. Lo que ha pasado es una oportunidad, pero no para encarrilarse en el sistema, es oportunidad para otra cosa”.

Allí, precisamente en ese “oportunidad para otra cosa” con que concluye su testimonio Antonio se encuentra el verdadero poder de los jóvenes, sus intereses auténticos y su potencial político.

Continúa: “La respuesta de los jóvenes al sismo no es una anomalía. Lo que sucede es que ahora estamos ante un momento explosivo que está visibilizando el trabajo diario de mucha parte de esa generación que tiene una forma particular de organizarse: distribuida, horizontal, sin voceros, ni líderes. Se trata más bien de un problema de diagnóstico por parte de las estructuras tradicionales de la democracia representativa y los medios de comunicación, que al no percibir a un presidente de los jóvenes, deducen automáticamente que no participamos en la vida pública”.

Diego Sáez, estudiante de diseño gráfico de veintitrés años, explica por qué ayuda en la calle: “No es por algo patriótico, no hago esto por un sentimiento mexicano. Lo que me mueve es ver a la gente sufriendo, han perdido su casa, tienen familiares muertos y siento que si no colaboro esto solo puede ir a peor”. Otra cosa. Otra sensibilidad. Otra política.

* Columnista de El Diario de Hoy.

@carlosmayorare