Chepe Aleta

Un ejemplo del que se propone puede prosperar sin tener que huevear, en su caso por aplicar la fórmula BBBFA: Bueno, bonito, barato, fresco y amable.

descripción de la imagen

Por Mirna Navarrete

26 September 2017

Me encanta cómo los franceses le dicen a los mariscos: Frutas de mar, mismas que se ven divinas en bistrós de esquina en las calles parisinas. Ostras, camarones, almejas, pulpo y demás frutas marinas, reposando sobre hielo a la par de botellas de Chardonnay. Manjares ajenos al bolsillo de la mayoría.

Por fortuna, los salvadoreños tenemos a Chepe Aleta, y su variedad de frutas del mar Pacífico, más frescas que las de París, a precios accesibles a la mayoría.

El boca a boca se encargó de colocar a Chepe Aleta en mi lista mental de los lugares a visitar y, el sábado pasado, después de pedalear, donde Chepe Aleta fuimos a almorzar, y qué fácil es llegar.

Desde 2012, Chepe atiende de 11 a.m. a 4:30 p.m., justo frente al puesto de la PNC en El Palmarcito (km 50), entre Atami (km 48) y el bello El Zonte (km 53). Nos recibe su educado padre, y entre el parqueo y nuestra mesa, nos hace sentir en casa, nos cuenta que Chepe no cocina con gas, solo con leña, y nos manda Pilsener casi congeladas, fuente de un gutural ‘‘Ahhhhh’’, seguido del brindis.

Papa Chepe, sabio pescador de a puro nylon, también señaló unas diez mesas dentro de lo pachito de una poza de agua de manantial, perfecta para que la Sofi se hidratara, y para refrescarle las “patricias” a familias disfrutando frutas de mar, bajo denso follaje de conacastes y almendros.

Chepe Aleta se despide de un panzón con Stella Artois, y guapetona en mano, y se traslada a nuestra mesa con una humeante mariscada que se va a los penaltis con la de La Pema.

Sabio ostrero de a puro pulmón, con el récord de ostras y langostas, en El Tunco, El Palmar y El Zonte. Esto, por sumergirse donde el agua es más fresca, gracias a unas patadas como que si tuviera aletas.

Me encanta el nombre de su restaurante: Chepe Aleta, bien salvadoreño, mucho más autóctono que el de sus vecinos Blu, Sunzal Hills, Sleep &Surf… “Maña que tenemos de bautizar en inglés”, se queja la lorita Pepita.

“¿No te dan ganas de irte a los Yunái, Chepe?”. “A veces sí, pues en este país todo es para afuera: 100 dólares de luz, que el montón de agua, la extorsión, un cachimbo de impuestos… pero yo me iría a Nicaragua, pues ahí no joden las maras y se puede trabajar”.

Dudo que Chepe se nos vaya; un ejemplo del que se propone puede prosperar sin tener que huevear, en su caso por aplicar la fórmula BBBFA: Bueno, bonito, barato, fresco y amable.

Fue muy satisfactorio conocer a un emprendedor de los que no le hacen mala cara al trabajo, y ver las fotos de su reciente boda, decorada nada más ni nada menos que por el embajador Rossemberg Rivas, y amenizada por orquesta de Ahuachapán.

“Qué nos recomienda, Chepe?”, preguntamos luego de estudiar su oferta: Ostras de Nicaragua de 3 tamaños, sopas levantamuerto de mariscada y gallina, tortilla tostada o frita, cuajada con aguacate, camarones y pescado al gusto del cliente, Pilsener y Golden a $1.25, y demás.

“Chele, colgales una hamaca a mis amigos”, fue la excelente idea de Chepe Aleta, pero para después del festín de ostritas, corvina a la plancha y camarones al ajillo, preparados a la perfección, y acompañados de curtidito de rábano, pepino, tomate, arrocito, tortilla, abundante limón, y la compañía del mero mero.

Chepe lo tiene bien claro; la amabilidad invita, la frescura, higiene, seguridad y buenos precios también. Y el progreso significa empleo para, hoy por hoy, 20 lugareños; significa lubricar la economía con la fuerza de la oferta y la demanda; abre la posibilidad para, quién quita, cambiar el manantial por un lugar frente al mar.

Ya lo sabe, si mariscos frescos y una buena experiencia es lo que busca, Chepe Aleta se la ofrece, aquí nomacito. Eso sí, buczos con las horas pico, pues, tanto bajando como subiendo, atravesar el puerto es una desgracia.

Bon Appetit (también me gusta cómo suena “buen provecho” en francés); hay me saludan a Chepe Aleta, se hamaquean y se remojan las patricias.

*Columnista de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com