Héroes que se sobreponen al dolor

La vida nos prepara para enterrar a nuestros padres, pero nunca a un hijo. No fue fácil para la familia Simán Massís superar el trauma. Ir del dolor a la depresión, al casi abandono, pero luego resurgir, algo así como cuando Cristo sufrió el martirio y murió, fue depositado en la tumba y al tercer día resucitó.

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Por Elizabeth Castro

22 September 2017

Nunca me imaginé que por uno de esos misteriosos designios de la Providencia, recibiría una de las más importantes lecciones de vida caminando por las calles de Roma junto a un matrimonio que, pese a haber sido golpeado por la tribulación, mostraba una serenidad, una fe y una paz extraordinarias.

La vida nos prepara para enterrar a nuestros padres, es el camino natural, pero nunca para que enterremos a un hijo. Eso es un dolor indescriptible y estremecedor de solo pensarlo. No lo digo por experiencia propia, sino porque lo he visto en otras personas, como fue el caso de estos amigos.

La adversidad les arrebató a su hijo Ricardito el 9 de octubre de 1996, cuando solo tenía 16 años de edad. Un cruel infortunio que los llevó a sentimientos encontrados, a la depresión, a resistirse a la realidad, a la reducción del espíritu, pero también a la resignación cristiana y a su decisión de perdonar a quien causó el percance, al punto de ni siquiera buscar conocer su nombre.

Se trata de don Ricardo Simán y su esposa, doña Patricia Massís de Simán, con quienes me unió la experiencia de fe y esperanza de asistir a la canonización del inolvidable Papa Juan Pablo II el Grande y de Juan XXIII, el Papa Bueno, en abril de 2014, en el Vaticano.

Lo que más me impactó, y se los dije, era cómo ellos podían hablar de su hijo como si estuviera presente y sentir que los acompaña en todo momento, algo que solo el amor puede lograr: romper las barreras de tiempo, espacio y dimensión para unir a las personas, para unir el cielo con la tierra.

Tanta entereza me conmovió porque yo iba con mi hijo y ellos también sentían que su hijo Ricardito, sencillo, amiguero, limpio de corazón, los acompañaba y animaba en ese momento de plenitud en la fe, confundidos entre un mar de gentes en medio de la Plaza de San Pedro.

Solo así se pueden encontrar respuestas al dolor y la adversidad, sabiendo nunca estamos solos y Dios en primer lugar y las personas que amamos nos acompañan, estén donde estén. Para ellos, Ricardito nunca se fue y puede amarlos más que nunca y acompañarlos desde la luz.

Ambos volvieron a darme la lección el martes cuando don Ricardo compartió públicamente su experiencia ante cientos de personas que colmaron el auditorio de Fepade, muchas de las cuales expusieron sus propias vivencias adversas en busca de consuelo y consejo.

No fue fácil para la familia Simán Massís superar el trauma. Ir del dolor a la depresión, al casi abandono, pero luego resurgir, algo así como cuando Cristo sufrió el martirio y murió, fue depositado en la tumba y al tercer día resucitó. Así se puede definir ese trance que no acabó con la familia, sino que fortaleció su fe y su amor.

Personas que habían perdido hijos, esposos, familiares y amigos hablaron de cómo lidian con esas realidades que no tienen reversa. Algunos confiaron también que le han reclamado a Dios, pero han encontrado la cura en la fe en ese mismo Dios.

Lo que sí es claro es que el apoyo decidido de familiares y amigos es determinante para superar cualquier trance, al igual que la ayuda profesional.

Esas se convirtieron en otras lecciones para la concurrencia. Ellos se convirtieron en los verdaderos héroes frente al dolor, no solo por experimentarlo con estoicismo sino también por compartir la vivencia para bien de otros. Un héroe es el que puede sobreponerse, sonreír y confiar en medio de la tribulación, dice un himno litúrgico.

Hace algunos años los cantautores argentinos Piero José y Mercedes Sosa entonaban a dúo una pieza que decía: “Vamos, decime, contame todo lo que a vos te está pasando ahora, porque si no cuando está tu alma sola llora. Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera, nadie quiere que adentro algo se muera. Habla mirándome a los ojos, saca lo que se pueda afuera, para que adentro nazcan cosas nuevas…”.

Esa es la actitud.

*Periodista.