¿Quién hace Patria? ¡El empresario!

El buen empresario continúa en la lucha diaria, sabiendo que la única forma de sacar adelante a nuestro país es mediante la creación de empleo.

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Por Elizabeth Castro

22 September 2017

Trabajé durante 33 años en una empresa que contaba con una excepcional gerente de personal. Ella, con apoyo de la presidencia, elaboró un “balance de riqueza humana” para saber, a ciencia cierta, qué tanto había progresado cada empleado por el hecho de haber contado con el empleo, prestaciones y capacitaciones que dicha empresa le otorgaba.

La gerente realizó entrevistas personales con cada empleado para averiguar cuál era su situación antes de haber tenido ese empleo y cuál era en ese momento. Y los cambios fueron notorios y sumamente positivos.

Por ejemplo, había quien, al momento de entrar a trabajar, vivía bajo un puente y a esa fecha estaba pagando su casa propia. Todos contaban con electricidad, agua potable, refrigerador, cocina de gas, televisión y otras comodidades, como licuadora, plancha eléctrica, etc. Habían avanzado en su educación formal y completado al menos hasta noveno grado. Muchos habían adquirido transporte propio (carro o moto) y tenían la gran satisfacción de estar educando a sus hijos en colegios privados. Igualmente, habían regularizado su situación familiar, lo que les trajo grandes beneficios, incluso económicos. Y absolutamente todos pudieron mencionar las nuevas habilidades adquiridas. En fin, su calidad de vida y la de su familia mejoraron muchísimo. También mejoró notablemente el ambiente laboral.

Nada de eso se logró con paternalismos, sino guiando al personal para hacer buen uso de las facilidades que ya había: ISSS, FSV, líneas de crédito blandas, etc. Eso responsabilizó a cada quien de sus decisiones y sus consecuencias.

Porque a la par de las capacitaciones técnicas y de ventas que se impartían, con igual énfasis e importancia se capacitaba en valores. Así, se cultivaron el temor de Dios, el patriotismo, el ahorro, la solidaridad, etc. Casi todos pertenecían a alguna obra como voluntarios, haciendo el bien y aprendiendo mucho con esa experiencia. Muchos, al terminar su entrevista con la gerente de personal se asombraron de su propio progreso. “Nunca me imaginé que lograría todo esto”, “Parece un milagro”, fueron frases que expresaban su satisfacción por las metas alcanzadas.

Pues bien, ese “milagro” se llama empleo, se llama salario justo, se llama tratar a las personas con dignidad.

Hace casi diez años que dejé esa empresa y muchos de mis compañeros de trabajo (quizá la mayoría) tampoco siguen allí, pero cuando me encuentro con algunos de ellos me emociona oírles cómo continúan practicando todo aquello que en esa época aprendimos.

Alguno pensará: qué desperdicio, esa empresa invirtió tanto en esos empleados y ahora ya no trabajan allí. Pues piensan muy mal, porque la obra más valiosa que realizó –y que muchas otras llevan a cabo – se resume en una frase: crear buenos ciudadanos. Y todo El Salvador nos beneficiamos con eso.

Estamos en nuestro Mes Cívico y la Patria duele. Verla abatida, sucia, desordenada, maltratada por sus malos hijos. Pero no está vencida, porque el buen empresario continúa en la lucha diaria, sabiendo que la única forma de sacar adelante a nuestro país es mediante la creación de empleo. Los enemigos que quieren destruir a nuestro país lo saben, por eso diariamente calumnian y condenan al sector privado. Es indispensable, pues, que la Patria, el empresariado y la fuerza laboral estén graníticamente unidos para salvar a El Salvador. Ahora, en nuestro Mes Patrio, tomemos esa decisión y llevémosla a cabo.

Patria, ¡bendita seas!

 

*Columnista de El Diario de Hoy.