La revolución de la sociedad civil en ciernes

La razón de nuestra pobreza: nuestros gobernantes han gobernado para ellos, alternando grupos sociales que han luchado entre sí simplemente para tomar el turno de la élite beneficiada con la extracción. El FMLN promovió la última revolución, con aberrantes resultados una vez en el poder.

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Por Mirna Navarrete

17 September 2017

¿Por qué en nuestro país, luego de 196 años de independencia, hay pocos ricos y muchos pobres? La explicación no es tan complicada como parece. No se necesita tener un doctorado en historia, economía o sociología para dar una respuesta; eso sí, es necesario contar con una máquina del tiempo para poder entenderlo. ¿Me acompañas en el viaje?

Cristóbal Colón descubre América en 1492. Él y sus compadres transportan al Continente el sistema político absolutista que imperaba en España, el cual es alegremente implantado como sistema político en los nuevos territorios. Los conquistadores utilizaron el sistema monárquico-extractivo para ser aplicado a sus congéneres, a los hijos de estos nacidos en América (criollos) y, por supuesto, respecto a la población mestiza e indígena conquistada, teniendo derechos económicos y políticos prácticamente ilimitados sobre el trabajo y propiedad de estos últimos.

Luego de algo más de 300 años de espera (Siglo XIX), los criollos se cansan de no disfrutar del poder que tenían sus bisabuelos, debido al pequeño detalle de haber nacido en el continente americano. Las ideas independentistas surgen de una clase celosa de las prerrogativas de otra clase, buscando libertad política y económica para ellos, pero no para todos los ciudadanos (mestizos e indígenas).

Ya independientes, los criollos reclaman para sí mismos las prerrogativas de los españoles y empiezan a gobernar y actuar exactamente igual que éstos, mientras el resto del pueblo continuaba explotado y aislado política y económicamente. Paulatinamente fue entrelazándose el poder entre criollos y mestizos, en lo político (vía militarismo) y en lo económico (vía grandes capitales agrarios), mientras las mayorías de origen indígena continuaban sumidas en la pobreza.

En el siglo XIX y buena parte del XX la democracia en El Salvador era una simpática forma de describir la sucesión presidencial vía golpes de Estado militares o acuerdos entre familias poderosas. Estallan revoluciones para cambiar la situación, la más relevante: la de 1932, promovida por Farabundo Martí y Feliciano Ama. El primero, marxista-leninista y Secretario del Partido Comunista Salvadoreño, quien recibía instrucciones directamente de Stalin; y el segundo, un líder indígena, católico y analfabeto, instrumentalizado por el Partido Comunista. Ninguna de las revoluciones tuvo éxito.

Como respuesta a la inmovilidad político-social de los gobiernos conservadores llega la “Generación Comprometida” (1950-60), que sembró en la juventud ideas políticas de corte liberal y socialista-comunista; que eventualmente, termina siendo la puerta de entrada para que corrientes políticas “más duras”, orientadas al comunismo, logren infiltrar la Iglesia Católica por medio de la Teología de la Liberación, las universidades y colegios privados al que asistían las élites, los sindicatos en general y especialmente el de maestros que educaban en institutos públicos, los partidos políticos y el estamento militar; a efecto de minar los principales pilares sobre los que se asentaba el sistema político conservador.

La “revolución popular” (gestada en la década de los 60 y 70), derivada de las ideas liberales, socialistas y comunistas en boga, abonadas por las claras injusticias sociales, la falta de movilidad social en lo económico, los burdos fraudes electorales a favor de los militares, unido a la represión política y nula libertad de expresión, fue el caldo de cultivo para la guerra civil prolongada que vivimos en la década de los 80, lo cual marcó el fin de los gobiernos militares y fue el preámbulo de las elecciones ¿democráticas? que derivaron en los gobiernos del PDC, ARENA y FMLN.

De tal forma que los criollos sustituyeron a los españoles; los mestizos militares a los criollos, uniendo fuerzas entre ellos para mantener el poder durante el siglo XIX y buena parte del XX; para luego llegar a la fase de los gobiernos “democráticos” del PDC y ARENA, todos los cuales tuvieron en común el utilizar sistemas político-económicos extractivos para beneficio de las élites gobernantes; para finalmente llegar a un gobierno de izquierda en el Siglo XXI, que no cambió nada pero convirtió a sus líderes en la nueva oligarquía roja, manteniendo el statu quo histórico: el gobierno de turno y sus compadres (ahora en manos de los socialistas) se sirven con la cuchara más grande, mientras el pueblo pasa hambre y ve frustrados sus anhelos de progreso y bienestar.

Esa es la razón de nuestra pobreza: nuestros gobernantes han gobernado para ellos, alternando grupos sociales que han luchado entre sí simplemente para tomar el turno de la elite beneficiada con la extracción. El FMLN promovió la última revolución, con aberrantes resultados una vez en el poder.

Ahora estamos frente a la “revolución de la sociedad civil”, que podría darnos un gobierno electo democráticamente con un gabinete más inclusivo, designado con base en el mérito y representativo de la amplia clase media profesional, que podría ser finalmente en beneficio de las grandes mayorías y no de los beneficiados de siempre: los gobernantes de turno y sus compadres.

*Abogado, máster en Leyes.

@MaxMojica