Progresista de Photoshop

Al alcalde la chumpa de progresista le ha quedado grande, demostrando que no es la respuesta (en caso de que la población independiente anduviera buscando algún vehículo que pudiera avanzar causas que a la derecha no le interesan).

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Por Mirna Navarrete

10 September 2017

Hablando de política con amigos estadounidenses, alguien me preguntaba sobre el alcalde de San Salvador. Una publicación internacional había hablado de él de manera sumamente positiva, relatando su innovador acercamiento no solo hacia la política, sino también en el campo de las políticas públicas. Notaban su calidad de “outsider” y su juventud. Lo de “outsider” importaba, puesto que su vehículo para llegar al poder ha sido la izquierda paleolítica del FMLN, la que todavía está cantando “Cajas de Cartón” y apoyando los crímenes de la dictadura venezolana mientras en nuestro país el Estado hace el ojo pacho ante ejecuciones sumarias.

Lo que dije en ese momento --y lo he visto confirmado en las noticias de la semana pasada-- es que yo el marketing del innovador outsider no me lo creía tanto. Que los méritos del joven alcalde estaban en el área de la publicidad y el marketing, porque había logrado alterar percepciones sin hacerle cambio alguno a la realidad. Sus críticas a su propio partido han demostrado ser ladridos, no mordidas, porque hasta el momento continúa siendo su vehículo electoral. Sus pleitos públicos con los dirigentes del Frente ni siquiera son por temas de política pública: son berrinches de colonia, en los que Lorena Peña lanza la primera pedrada en un tweet sobre drogas, dirigido a nadie en particular, y el alcalde, ejemplificando el significado del viejo dicho de que “al que le quede el saco que se lo ponga,” se puso el saco tres veces contestándole directamente a la diputada (y en esto tiene toda la razón) reclamándole lo fácil que se han acostumbrado los dirigentes del Frente al dinero.

El alcalde pudo haber ejercido un cambio positivo en su partido empujándolo a que se haga responsable de impulsar la agenda nacional en temas que tradicionalmente abraza la izquierda, pero en los que un sector independiente de la población estaría de acuerdo, como la igualdad de género, los derechos de los trabajadores, la lucha contra el acoso y el abuso sexual, la despenalización de las drogas o la justicia penitenciaria. Sin embargo, ha hecho más ruido, por ejemplo, regalando Snickers que luchando por las mujeres.

Una vez le preguntaron al alcalde sobre los líderes que lo inspiraban y entre ellos mencionó a Barack Obama, el primer presidente afroamericano en Estados Unidos. En ese momento, pensé que quizás en él se escondía alguna viabilidad para el FMLN de modernizar su política. De dejar atrás la Guerra Fría que, como papalotas enamoradas de un foco, continúan frecuentando. Pero el momento duró poco, porque desde la municipalidad capitalina, el alcalde joven no ha abrazado de manera contundente ninguna causa progresista o liberal. Alguno que otro tweet al respecto, sí que lo tiene. Pero parecer es más fácil que hacer.

En la cara de las circunstancias, al alcalde la chumpa de progresista le ha quedado grande, demostrando que no es la respuesta (en caso de que la población independiente anduviera buscando algún vehículo que pudiera avanzar causas que a la derecha no le interesan). En la cara de las circunstancias, a la hora de actuar de manera decisiva en favor de los derechos de la mujer y demostrar una política de cero tolerancia al acoso sexual, el alcalde progre no estuvo a la altura del momento. Si lo reportado es cierto, y su estilo de liderazgo incluye matonería, abusos de poder, irrespeto a sus colegas y berrinches arbitrarios cuando las cosas no salen como quiere, las “nuevas ideas” y el progresismo moderno que vendió el alcalde joven para distanciarse del vehículo político obsoleto que lo llevó al poder, no son más que Photoshop.

*Lic. en Derecho de ESEN

con maestría en Políticas Públicas

de Georgetown University.

Columnista de El Diario de Hoy.

@crislopezg