Los políticos cada vez más criticados, pero la sociedad los necesita

Pareciera que se trata de un mal necesario... La clase política, no obstante sus vicios, sus incongruencias, su separación con la población trabajadora, se necesita para administrar el Estado y fortalecer la democracia.

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Por Elizabeth Castro

09 September 2017

Las últimas encuestas de opinión dadas a conocer esta semana, la de Diario El Mundo y La Prensa Gráfica, como también las ediciones anteriores de El Diario de Hoy, tienen metodologías diferentes que responden a objetivos de conocimiento que trazan las casas encuestadoras; sin embargo, coinciden en cuatro puntos: la inseguridad o la delincuencia y la cuestión económica son los principales problemas que agobian a los salvadoreños; dos, la gestión del actual gobierno del FMLN es duramente criticado, incluso el Presidente es evaluado con una nota muy baja; tres, el rumbo país se ha perdido en la actual gestión (percepción, a mi modo de ver, muy negativa porque tiene que ver con la desesperanza y la desilusión que como país hemos enfrentamos); y cuatro, el cada vez mayor número de ciudadanos que expresa que no va a votar, que no cree en la clase política y cuestiona duramente a los políticos, ya sea por ineficientes, por corruptos, por cómodos o simplemente alejados a los intereses de la mayoría de ciudadanos que trabajan duramente para llevar el pan a sus familias.

A este último punto quiero referirme, entre otras cosas, porque los números muestran que un 40 por ciento de salvadoreños señala que no irá a votar en las próximas elecciones, la cifra más o menos histórica de los últimos comicios, pero ahora con el agravante de que achacan a los políticos la deplorable situación sin hacer diferencia de un partido en particular. No solo hay críticas para con el FMLN sino también hacia ARENA y el resto de partidos políticos; es más, hay una tendencia creciente de ciudadanos que aseguran que no votarán por el FMLN pero tampoco lo harán por ARENA.

Cada vez más aumenta el número de ciudadano que reprocha al FMLN por la grave situación nacional, pero también dice que ARENA también es responsable.

Pareciera, y no solamente en nuestro El Salvador sino en todo el mundo, que los ciudadanos se han cansado de la llamada clase política; el profesor de Filosofía Política y Social, Daniel Innerarity, dice: “Nos recuerdan las encuestas que este es nuestro principal problema. La misma expresión clase política incluye un desafecto, alude a una distancia, a una falta de coincidencia entre sus intereses y los nuestros. No es nueva esta crítica; lo novedoso tal vez sea que, gracias al poder multiplicador de los medios y las redes, la crítica ha adquirido las dimensiones de un auténtico linchamiento”.

En un artículo de opinión publicado por el periódico “El País” de España, Innerarity se suma a estas críticas para con la clase política; sin embargo, plantea un dilema y lo hace a partir de un ejemplo chistoso; a saber, las autoridades ferroviarias descubren que los accidentes de tren mayormente afectaban al último vagón, por lo que deciden, para terminar con el problema, suprimir el último vagón de todos los trenes… esto es lo mismo que despotricar permanentemente contra la clase política, incluso llegar a plantear terminar con ésta, como si fuese la solución, olvidando el papel de los políticos no solo como representación de los diferentes sectores de la población, sino también porque juegan un rol en los procesos de diálogo, discusión y negociación para hacer viable el poder.

En la democracia representativa la política como institución y los políticos como actores son fundamentales; una cosa es que deben ponerse límites para que estos no se extralimiten y quieran convertir la política en una profesión lucrativa o en un instrumento para enriquecimiento ilícito o favorecer el crimen organizado, y otra cuestión es que se requiera la gestión política para hacer prevalecer el diálogo entre las diversas posiciones y visiones de la sociedad, así como gestionar el poder a través del diálogo y la negociación.

Una cosa es controlar minuciosamente el ejercicio de la política y evitar los abusos o la corrupción y otra es permitir que la clase política sea un instrumento eficaz para hacer funcionar el Estado a través de todas sus instancias.

Es diferente controlar por todos los medios legales el ejercicio del poder y otra que los políticos en cuanto representantes de diferentes visiones del mundo, de ideologías diferentes de posturas intelectuales, incluso contrarias, puedan debatir, dialogar y llegar a acuerdos que permitan dar solución a los graves problemas del país.

Dicho de otra manera, es necesario para la sociedad, para la democracia, la llamada clase política porque representa a los ciudadanos, busca el debate y el diálogo para encontrar solución a los problemas o administrar el Estado. Esto es claro, como también lo es que debe fiscalizárseles minuciosamente, controlarlos para evitar abusos, corrupción, prepotencia o simplemente para garantizar eficiencia en su labor administrativa.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com