“Cubenezuela”

Si hay políticos y líderes nacionales que justifican el innegable y terrible desastre económico y moral en el que la dupla Chávez-Maduro ha hundido a Venezuela, sería demasiada ingenuidad no prever que, si no reaccionamos, llevarán al país a una situación similar.

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Por Elizabeth Castro

18 August 2017

Cuba y Venezuela cada vez se parecen más. Las dos tienen en el cuarto de máquinas los mismos principios, y en el puente de mando, gente dispuesta a imponer la Revolución. Cuba lleva sesenta años en el intento; Venezuela, diecinueve. Sin embargo, en eso de crear pobreza, no hay duda de que el alumno ha superado al maestro.

Una revolución que necesita silenciar con el exilio voluntario, la cárcel, o lo que se tercie las voces discordantes; arrebatar los medios de producción de riqueza de las manos privadas; acallar la libertad de prensa, y definir una verdad oficial que no se puede contradecir; hacer de la democracia y las leyes la excusa perfecta para atornillarse en el mando, destruir la separación de poderes y redactar a la carta la Constitución; difundir sus ideas revolucionarias mediante la violencia, el dinero o lo que haga falta; y, como triste consecuencia de todo lo anterior, repartir pobreza y miseria a manos llenas. Con excepción de un grupo de privilegiados que —so pretexto de hacer todo por la gente— convierten la Revolución en el auténtico opio del pueblo, mientras ellos se enriquecen obscenamente.

Ni Chávez ni Maduro son los ideólogos de este proyecto. Son ejecutores de un plan fraguado hace años y puesto en práctica exitosamente en la Cuba de Fidel. Los cubanos han perfeccionado un sistema basado en principios, desarrollado tácticas y diseñado estrategias para imponer, y exportar, su sistema político, su modo de ver al ser humano; una forma de manejo social cuyo objetivo último es, siguiendo fielmente la doctrina marxista, la imposición de la dictadura del proletariado y la instalación de la sociedad comunista sin clases.

En el ínterin, y como paso ineludible del proceso, habrá que pasar por la dictadura del partido (durante ¿décadas?, ¿siglos?) que velará para que todo marche según lo previsto, hasta lograr que todos en la sociedad trabajen según su capacidad, y el Estado les provea según su necesidad.

En Venezuela están haciendo las cosas bien. Aunque hace año y medio cometieron un tremendo error al permitir que hubiera elecciones libres para elegir los miembros de la Asamblea Nacional. El resultado hizo que buena parte del control del Estado se les saliera de las manos. Sin embargo, ya lo han enmendado convocando elecciones para hacer todo de nuevo, conformar una Asamblea Nacional Constituyente y garantizar de esa manera el control absoluto del poder legislativo —que les faltaba—, del ejecutivo, del judicial (pues desde Chávez cuentan con un sumiso TSJ), y —quizá lo más importante de todo— del Consejo Nacional Electoral.

Después de que el primer decreto de la ANC fuera la destitución de la Fiscal, el segundo ha sido la disolución de la AN, lo que sigue es ir por las gobernaciones y los legisladores de todos los estados de la federación mediante —cómo no— elecciones organizadas y administradas por el CNE, y dar así el tiro de gracia a lo poco que quedaba de democracia en el país.

Venezuela no es un tema indiferente. Nuestro gobierno se ha manifestado en todos los organismos internacionales a favor de lo que está pasando, mientras bastantes miembros del partido en el poder defienden por activa y por pasiva a Maduro y su gente en foros oficiales y redes sociales.

Si hay políticos y líderes nacionales que justifican el innegable y terrible desastre económico y moral en el que la dupla Chávez-Maduro ha hundido a Venezuela, sería demasiada ingenuidad no prever que, si no reaccionamos, llevarán al país a una situación similar.

Es más, podemos estar seguros de que es su hoja de ruta: lo dejan plasmado en cada congreso de su partido, lo ratifican en cada participación en foros internacionales, y lo testifican abiertamente con su identificación, defensa y justificación tanto del régimen venezolano, como del sistema político cubano.

*Columnista de El Diario de Hoy.

@carlosmayorare