Los enemigos de Mauricio Funes

No son los que ahora lo señalan en el caso de la tregua con las pandillas; tampoco lo es la oposición política y mucho menos los salvadoreños que votaron por él y hoy se arrepienten.

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Por Mirna Navarrete

16 August 2017

Para muchos salvadoreños, Mauricio Funes era una especie de héroe del pueblo, que en su programa televisivo criticaba contundentemente las políticas del partido ARENA, el cual gobernaba al país en ese momento. Era tal su crítica que al ser despedido por el canal donde laboraba, argumentó que fue cesado por sus críticas abiertas al gobierno. Esto le dio un impulso político, siendo un mensaje para la población que este hombre había sido despedido por decir la verdad y criticar las injusticias del gobierno de turno.

Funes en una época pasada tuvo muchísimos amigos. Eran tantos que hasta crearon un movimiento político para apoyarlo y llevarlo a la Presidencia. Para nadie es un secreto que entre tantas amistades el apoyo fue diverso, logístico, comunicacional, político y sobre todo económico. Al no ser suficientes los amigos para sus interés personal, necesitaba un partido político para postularse a la Presidencia, siendo el FMLN con quien se identificaba… el resto ya lo conocemos.

Una de las políticas más controversiales durante su gestión fue la tregua entre pandillas, cuya autoría niega hasta la fecha. En el juicio que se desarrolla actualmente sobre esta tregua que involucra a funcionarios del gobierno y a estos grupos criminales se están descubriendo una serie de acciones que fortalecieron a estas estructuras delincuenciales, brindándoles poder político al haber cedido a negociaciones con estos asesinos. Funes siempre utilizó un doble discurso al referirse al tema. En septiembre de 2013, en la Asamblea de la ONU, se adjudicó como un logro de su gobierno la disminución de homicidios gracias a que habían facilitado la tregua entre pandillas.

Sin embargo, cuando los medios locales le cuestionaban si el gobierno desempeñaba un rol directo en la tregua, siempre se iba por la tangente con su grotesca verborrea, en la que afirmaba que la coordinación de este pacto la hacían monseñor Colindres y Raúl Mijango, entre otros.

En el juicio se ha señalado que Funes avalaba y conocía sobre este proceso, el cual concedió diversos beneficios a los pandilleros.

La respuesta de Funes no se hizo esperar y, como acostumbra, mediante Twitter despotrica con insultos contra sus acusadores; todo aquel que atente contra su inmaculada personalidad sufre funestos improperios.

Muchos de los exfuncionarios de Funes, personas con puestos de mando durante su gestión, hoy en día parecen acérrimos enemigos de este personaje; sin embargo, los verdaderos enemigos de Mauricio Funes no son los que ahora lo señalan en el caso de la tregua con las pandillas; tampoco lo es la oposición política y mucho menos los salvadoreños que votaron por él y hoy se arrepienten.

Esos enemigos que tanto daño le hicieron a Funes y actualmente los siguen atacando están más allá de lo físico. Estos enemigos son etéreos. El resentimiento, la envidia, un deseo de venganza atroz, ambición de poder desmedido, prepotencia sin límites y la incoherencia al hacer como presidente de la República, lo que tanto criticó como periodista; estos enemigos han sido letales para este hombre que pretendía ser el paladín de la democracia, el emblema de la transparencia política, buscaba imponerse como una luz matinal en las penumbras de la corrupción del pasado.

Sin embargo, toda esta amplia gama de expectativas para quienes votaron por él terminaron frustradas. Ese nefasto ego que Mauricio Funes destilaba por doquier se vino abajo con su bochornosa huida a Nicaragua. Con esa penosa acción mostró algo que tiene intrínsecamente ligado a su persona: la cobardía.

*Colaborador de El Diario de Hoy.

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