Exijamos más

Seamos valientes. Tengamos la audacia de exigir más de nuestros candidatos. En la economía electoral, los candidatos son apenas la oferta.

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Por Mirna Navarrete

16 July 2017

Parece mentira, pero ya estamos otra vez en temporada de campaña. Con independencia de si las aspiraciones son municipales, legislativas o presidenciales, esta es la época en la que una amplia cantidad de candidatos quiere volverse mejores amigos con todo el mundo. Hemos atestiguado tantas candidaturas en nuestra corta democracia que es fácil predecir el plan de juego: están los que, ignorando cualquier tipo de autenticidad, con tal de aparecer cercanos, echan pupusas, recorren mercados (a pesar de que no sabrían distinguir un puño de berro de un manojo de zacate), juegan papi-fútbol de pasaje en colonias que apenas sabían que existían.

Están los que piensan ganarse el voto a punta de regalos y no de plataformas de política pública, y con esa meta le clavan su logo a cualquier cantidad de implementos: desde delantales hasta ventiladores de pie, cántaros y huacales, nada se salva de la fiebre electoral de conquistar votantes. Y, por supuesto, están las promesas de campaña: en las promesas se ignoran los temas incómodos, como el hecho de que cuando el trabajo se ponga aburrido (rendiciones de cuentas de ministros y demás) la asistencia es opcional. O que cuando la crítica ciudadana en redes sociales no guste, se administrará la regulación de la opinión a puro bloqueo.

Y aunque el absurdismo electorero es generoso en material para la crítica y hasta la burla, quizás vale la pena darle la vuelta, con base en el triste adagio de que las sociedades tienen los gobiernos que se merecen. En ese sentido, la culpa de que para ganar votos en nuestro país sea más importante regalar huacales y cántaros la tenemos nosotros, pues está en nosotros la obligación de exigir más, organizando debates, haciendo preguntas concretas, obligando a los candidatos a tener plataformas con temas específicos y no solo slogans o citas de Coelho.

Está en nosotros, la ciudadanía participativa, el empezar el rol de auditoría antes de que los candidatos se vuelvan funcionarios electos. Está en nosotros, ya sea a través de columnas de opinión o asistencia a foros y conversatorios, poner los temas de agenda sobre la mesa.

Hace unos días, una acertada columna de Jaime Funes le pedía a los aspirantes presidenciales de derecha que fueran héroes: que se atrevieran a hacer política de una manera colaborativa y enfocada en la unión. Quizás nosotros, los votantes, necesitamos también un llamado similar: seamos valientes. Tengamos la audacia de exigir más de nuestros candidatos. En la economía electoral, los candidatos son apenas la oferta.

En teoría, nosotros, los electores, como demanda tenemos todo el poder. Es más importante que nunca, en estos momentos de desencanto por los partidos políticos actuales, que exijamos más de nuestros candidatos. Que pidamos transparencia en donde ha reinado el secretismo, honestidad donde abunda la corrupción, conversaciones serias y acciones específicas aparte de huacales y cántaros. De lo contrario, nuestra inacción se traducirá en más de lo mismo, volviendo una realidad el adagio de que las sociedades tienen los gobernantes que se merecen.

*Lic. en Derecho de ESEN con maestría en

Políticas Públicas de Georgetown University.

Columnista de El Diario de Hoy.

@crislopezg