Votemos por buenos candidatos, saquemos a los malos

Hay que votar por los mejores candidatos que podamos encontrar en las próximas elecciones. Votemos por caras, no por banderas, o votemos por candidatos independientes.

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Por Mirna Navarrete

18 June 2017

Hace una semana escribí sobre el resentimiento, la apatía, el descontento y el rechazo que existe en El Salvador hacia los partidos políticos. Pero la vida sigue a pesar de los políticos y sus partidos. Así que no podemos caer en la desesperanza, que es lo peor que puede sentir una persona o sociedad. Pareciera que en la política el cielo está nublado y que no tenemos opciones, pero las tenemos, pocas, pero las tenemos. Hay que votar por los mejores candidatos que podamos encontrar en las próximas elecciones. Votemos por caras, no por banderas, o votemos por candidatos independientes.

Hablemos de los candidatos independientes. Para quienes rechazan a los partidos políticos, estas candidaturas pueden significar una opción para las elecciones de 2018. Los independientes tienen que hacer gala de su calificativo; si esa es la forma por la que se deciden para participar en la política, sus acciones, pensamientos y discursos no pueden ser a imagen y semejanza de las actuaciones de los partidos existentes; tampoco puede resultar en alianzas cuestionables con estos, porque entonces no salimos de lo ya reprobado públicamente.

Votar por rostro y no por banderas políticas también es otra opción para la necesaria renovación política. A pesar de los altos niveles de apatía, está fuera de la realidad pensar que los partidos políticos actuales perderán la representación mayoritaria con la que ahora cuentan. Por eso es necesario que en los partidos se involucre gente nueva y capaz de mejorar las filas partidarias. Es un error mal etiquetar a una persona por involucrarse con un partido; no hay que satanizar las afinidades partidarias, querer ser político no es siempre sinónimo de querer “componerse” por la “vía rápida” y ser “político” no es ni debería ser considerada mala palabra o desprestigio. Si gente capaz y honesta no se involucra, estaremos perdidos con representantes incapaces y deshonestos. Apoyemos a las personas que actúan y son el cambio que queremos ver.

Los que nos quedemos fuera de la actividad política formal también tenemos que hacer nuestra tarea. Debemos depurar conscientemente nuestras opciones y votar por los mejores candidatos que se presenten. Recordemos que quienes resulten ser diputados en 2018 serán los encargados y votarán en las elecciones de funcionarios. Estas son vitales en nuestra república para mantener balances y contrapesos entre los órganos del Estado.

Estos diputados electos votarán por cuatro magistrados que formarán parte de la Sala de lo Constitucional por los próximos nueve años y elegirán al nuevo Fiscal General. Por si fuera poco, podrían decidir sobre la reforma de pensiones e impactarán el rumbo económico y financiero del país. Esta elección es trascendental. No elijamos por simple simpatía, caras bonitas o fidelidad ciega a los partidos. Si queremos mantener a flote esta sociedad, los discursos huecos, prefabricados, y las ideas con soluciones a medias ya no tienen cabida en la política salvadoreña.

En la ya latente campaña electoral, si un candidato no le explica los temas que impulsará en la Asamblea Legislativa o concejos municipales, sus propuestas concretas y la forma en que estas funcionarían, es muy probable que sus ideas estén pegadas con saliva. No vote por él. Si un candidato a diputado limita su desempeño a ir al Salón Azul cuando hay plenaria, a sacarse la foto para ponerla en Twitter y Facebook, pero no brinda resultados concretos de su trabajo, no vote por él. Si un candidato hace un trabajo escueto, a medias, se pierde las votaciones de leyes y dictámenes por cuestiones banales (como andar fumando o haciendo cualquier otra cosa), llega tarde injustificadamente o solo se le ve una vez al mes, no asiste a comisiones de trabajo, abusó de bienes públicos (prestando carros nacionales a familiares o viajando con fondos públicos), realizó tráfico de influencias para contratar a familiares, ha estado involucrado en corrupción o cualquier otra situación cuestionable, no vote por él.

Ahora existe la posibilidad de tener los diputados que nos merecemos, porque podemos votar por rostro. Elijamos con pinza a las personas que conformarán la Asamblea Legislativa, no desperdiciemos este poder. Vote por la renovación.

*Columnista de El Diario de Hoy.