Necesitamos elegir mejores diputados

Urge definir el perfil que debe llenar quien aspire a una diputación, exigiendo a los partidos honestidad y lealtad con el pueblo, y no con sus cúpulas.

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Por Elizabeth Castro

17 June 2017

La mayoría de diputados en la Asamblea Legislativa ha sido reprobada por la población. Muchos han actuado como personas que optaron por el cargo para componerse y disfrutar de una vida nunca antes soñada, aunque carecieran de la idoneidad necesaria para la seria responsabilidad de legislar, presentar proyectos de ley, redactarlas y discutirlas, para que se conviertan en leyes de la República.

Sus actuaciones, comentarios y “discusiones” (si pueden así calificarse los insultos que se dedican) distan mucho de la categoría que debe tener un legislador. A muchos se les dificulta la lectura corrida, especialmente cifras, a otros la lectura comprensiva, la mayoría demuestra no molestarse en leer documentos relacionados con su gestión, y menos editoriales y artículos de opinión en los medios, algunos con críticas puntuales sobre el quehacer legislativo. Al ser interrogados al respecto, aducen no estar enterados, no tener conocimiento, lo que equivale a asumir demencia.

Las propuestas no se analizan considerando el bien común. Si es del partido contrario, rechazo automático, pero si es de mi partido, por inconstitucional que sea, la defiendo con argumentos sacados de la manga, pero obedeciendo a la línea establecida por la cúpula. Solo hay mayoría absoluta para aprobar millones para seguro médico privado, contratación de asesores/parientes, compra de lujosos vehículos, viajes de turismo en primera clase y hoteles 5 estrellas, más los abultados viáticos y las pantagruélicas comilonas que se recetan por gusto.

La inasistencia a las comisiones se refleja en tantas leyes importantes engavetadas, esperando que se dignen leerlas o discutirlas. Y aunque los ciudadanos sentimos que ya el abuso llegó al máximo, y no podemos tolerarlo, se nos olvida un detalle importante: Nosotros los elegimos, votamos para otorgarles esa silla curul, a la que se afianzarán por tantos períodos como puedan.

Ya es hora de que avivemos, y digamos un basta ya, exigiendo los mejores profesionales para integrar la próxima Asamblea Legislativa, que tendrá en sus manos el futuro del país, con la elección de magistrados de la Sala de lo Constitucional, de la Corte de Cuentas, aprobar presupuestos balanceados y ser capaces de redactar, analizar y discutir leyes justas.

Urge definir el perfil que debe llenar quien aspire a una diputación, exigiendo a los partidos honestidad y lealtad con el pueblo, y no con sus cúpulas. Decepcionan muchos diputados inscritos que pretenden reengancharse.

No deben considerarse aquellos diputados que han hecho mal uso de los bienes públicos, contratado familiares, recibido sobresueldos. Debe conocerse su hoja de vida, estudios universitarios, experiencia profesional en su especialidad, haber devengado sueldo en el sector privado y pagado una planilla.

Carecer de antecedentes penales, como manejar en estado de ebriedad, maltrato familiar, impago de cuotas alimenticias, acoso sexual. Y someterse a una entrevista, para demostrar buenos modales, adecuado manejo del idioma y elocuencia.

Que se atrevan a reformar el Reglamento Interno de la AL, hecho ad hoc, para beneficio de los más vivos, que les autoriza a contratar a cientos de asesores inútiles, y gozar de especiales prebendas. Una Asamblea con diputados capaces, no necesita asesores individuales, sino por fracción legislativa, especialistas en derecho, en finanzas, medio ambiente y otros temas relacionados. Y legisladores muy valientes como para pronunciarse para disminuir el número abultado de 84 diputados, para un país tan pequeño, y de esa enorme Junta Directiva, compuesta por miembros de partidos que debieron haber desaparecido por mandato popular.

Es nuestra última oportunidad de realizar una limpieza completa de la Asamblea Legislativa, porque si seguimos con más de lo mismo, se cumplirá la amenaza del Frente de convertirnos en otra Venezuela.

*Columnista de El Diario de Hoy.