Menos Estado

La Asamblea se ha convertido en un elefante blanco que poco ayuda al desarrollo de la República. Es un órgano innecesariamente grande, caro e ineficiente.

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Por Mirna Navarrete

06 June 2017

Tenemos un estado pesado e ineficiente, el cual consume recursos para sostener demasiados políticos, puestos creados y múltiples asesores, en detrimento del desarrollo de nueva infraestructura e inversión en salud, educación y seguridad. Es decir, los intereses de los gobernantes están por encima de los intereses de los gobernados.

La Asamblea Legislativa es sin duda un claro ejemplo del problema antes descrito, con sus asesores y privilegios como el seguro médico privado que la mayoría de diputados rehúsan rechazar, se ha convertido en un elefante blanco que poco ayuda al desarrollo de la República. Es un órgano innecesariamente grande, caro e ineficiente.

Costa Rica, por ejemplo, una nación sin duda digna de admirar, siendo un país con 4.8 millones de habitantes, un PIB de USD$51,500 millones y una extensión territorial de 51,100 kilómetros cuadrados, tiene únicamente 57 diputados. Es decir, su PIB es 2 veces el nuestro, su extensión territorial 2.5 mayor, con una economía abismalmente más diversificada, lo que sin duda demanda de mayor trabajo legislativo, cuentan con un diputado por cada 84,000 habitantes.

Chile, por su parte, el modelo de prosperidad en Latino América, cuenta con 18 millones de habitantes, un PIB de USD$240,000 millones y una extensión territorial de 756,102 kilómetros cuadrados, tiene apenas un congreso nacional de 158 miembros, compuesto por 120 diputados y 38 senadores. En otras palabras, su población es 3 veces mayor a la nuestra, su PIB es casi 10 veces más grande, y una extensión territorial 36 veces superior, con una diversidad de regiones e industrias que exigen más de sus representantes. Cuentan con un diputado por cada 150,000 habitantes y un senador por cada 474,000 personas.

En El Salvador, nuestra querida y estancada patria, con una población de 6.1 millones de habitantes, un PIB de USD$26,000 millones y una extensión de 21,000 kilómetros cuadrados, tenemos 84 diputados. Es decir, un representante por cada 72,600 personas, por proporción en función de la población tenemos el doble de diputados que Chile y un dieciséis por ciento más que Costa Rica. Si lo dividimos por área, a cada diputado Salvadoreño le toca cubrir 250 kilómetros cuadrados, a sus pares chilenos 6,300 y a los costarricenses 900 kilómetros cuadrados respectivamente.

No podemos olvidar que más estado únicamente genera más gastos, la fuerza productiva y dinamizadora de toda nación reside en la empresa privada, micro, pequeña, media y grande, local y multinacional. O acaso por tener una Asamblea Legislativa más numerosa y onerosa que la de Costa Rica, hemos visto un trabajo más eficiente y productivo?

Numéricamente no hay forma de justificar la dimensión de nuestra Asamblea Legislativa, vamos a ver si en esta contienda electoral que ya comenzó, algún partido o candidato a diputado, tiene el coraje de poner al centro de la discusión la reducción del tamaño del Órgano Legislativo. Y más importante aún, es que como sociedad civil, exijamos de manera general y contundente que los aspirantes a representante se comprometan a reducir el tamaño del estado. Recordemos, el verdadero cambio vendrá cuando seamos los representados los que dictemos la agenda de los representantes y no al revés como hasta hoy.

*Colaborador de El Diario de Hoy.

@jpelsalvador