La reflexión y los ritos en tiempos santos

El Salvador no necesita ritos externos, ritos de apariencia; este país necesita que cada ciudadano dé lo mejor de sí, que en el mayor recogimiento entendamos que este tiempo de reflexión debe servir para buscar dentro de nosotros el misterio de Dios

descripción de la imagen

Por

16 April 2019

La vida es un sinfín de propósitos. Anhelamos la vida eterna y no cuidamos la que tenemos. Creemos ser el Astro Rey para iluminar nuestra decadencia, cuando nada nos pertenece. Somos una sociedad de ritos externos; criticamos con todo rigor al pandillero, pero nos pintamos la frente cuando inicia la cuaresma; y quizá será más fácil que un católico se entienda con un pandillero tatuado que un creyente se entienda con otro creyente.

Tenemos más de once meses para dar lo mejor de sí a nuestro prójimo pero creemos ser salvos al lucir una cruz de ceniza; el tráfico colapsa ese miércoles, pero vale la pena reflexionar... ¿quiénes somos como seres humanos y como sociedad? ¿Cómo ser mejores personas con el necesitado? ¿Qué significa para cada uno la Semana Santa? Y quizá respondiéndonos esas sencillas preguntas como sociedad podamos sembrar el camino para algún día obtener una maravillosa cosecha. Dejemos los ritos externos a un lado y transformemos cada día de nuestras vidas en Miércoles de Ceniza.

Mientras escribo estas líneas miles se preparan para convertir este tiempo de reflexión en la mayor fiesta pagana, pobres y ricos preparan matates y cachivaches, curioso, llama la atención ese culto al desenfreno en todo lo inimaginable; las motos acuáticas e hígados calientan motores, los buses alegres esperan y las playas, balnearios y demás ¡Qué importa hacer el vía crucis en el club si con un millón de padres tuyos y nuestros estoy perdonado! Nuestro país atraviesa una crisis moral que ya el problema superó todo color político y es un deber ciudadano reflexionar profundamente que hay un barco listo a zarpar y que de nuestra forma de pensar, actuar y hablar dependerá que este barco llegue a buen puerto o se hunda.

¡No hay tiempo que perder! Señores políticos, no son los dueños del circo pero lamentablemente así parecen creer y nuestra reflexión y oraciones debe llegar a esas almas que solo ellos y sus conciencias saben en qué aguas negras navegan por lo que debemos ver más allá.

Es El Salvador el que merece nuestras oraciones; es este sufrido país, que ya no aguanta más saqueos, al que debemos amar y por quien rezar ; es este pequeño terruño con gente valiosa que todos debemos empujar.

Siempre me he preguntado por qué cuando hay una catástrofe aparece tanta solidaridad, siendo esa virtud un verbo a conjugar. Pocas semanas quedan para el inicio del nuevo gobierno, porque si no hemos entendido que si el gobierno sale adelante seremos todos los que saldremos adelante y si el gobierno falla, cada uno de nosotros paga las consecuencias.

El Salvador no necesita ritos externos, ritos de apariencia; este país necesita que cada ciudadano dé lo mejor de sí, que en el mayor recogimiento entendamos que este tiempo de reflexión debe servir para buscar dentro de nosotros el misterio de Dios y buscar pero desesperadamente a ese Jesús disfrazado del joven que limpia los parabrisas en un semáforo; a ese Jesús vendiendo periódicos; a ese Jesús que espera ser atendido en un hospital; a ese Jesús en la anciana vendiendo bajo el ardiente sol de esta época. No se vale decir: “Soy buena gente, no he matado a nadie”.

¡Ojalá esta Semana Santa sea apenas el ejemplo de lo que debemos hacer durante toda nuestra vida! Por cierto que más da que el presidente electo jure con la Biblia en mano o el Corán, solo veamos los juramentos de los últimos presidentes de este país y nos damos cuenta de que es un rito más, un símbolo externo. Que Dios nos ilumine cómo debemos celebrar la Resurrección de Su Hijo siempre, no solo el Domingo de Resurrección.

Médico