La invención al servicio de la preservación humana

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13 April 2019

En la actualidad escribo una saga en inglés titulada “Corporate Strategy as an Art”. Se trata de una serie de publicaciones en mi blog acerca del enlace entre la estrategia corporativa y las diferentes piezas de arte que encontramos como vestigios de nuestro desarrollo, desde la edad prehistórica hasta nuestros días.

Cada uno de los elementos históricos que se han encontrado (pueden ser pinturas, objetos cotidianos, joyas, esculturas, criptas, historias, armas, ruinas o herramientas) se analizan antropológicamente y nos ofrecen una croquis o sketch del uso o del sentido de la vida del ser humano. Muchas de estas piezas nos hablan de sus invenciones.

“La necesidad es la madre de la invención. Desde la oscuridad, el hombre encontró la luz (como hacer fuego). Aprendió a escribir. Desde distancias más lejanas, encontró que se podía comunicar sin correo (el teléfono). Y también descubrió algunos inventos que transformaron la sociedad (la máquina de vapor), nuestro planeta (el telescopio) y nuestros sueños más indómitos (Internet). El ingenio humano viene en todas las formas y tamaños.

Algunos inventos son muy humildes (un clavo), mientras que otros sobrepasaron los límites del espacio (el avión)”.

Al analizar cada una de las invenciones que el hombre ha realizado, es increíble observar cómo hemos evolucionado y avanzado en cuanto a solucionar problemas (simples y complejos). En cada una de las industrias, extracciones de materias primas, manufacturas de productos y servicios, selección de los medios y procesos de producción, etc.

Podemos ver el progreso de nuestras invenciones en edificaciones que se han preservado hasta nuestros días, en caminos, puertos, sistemas de aguas, carreteras. En las historias preservadas en piedra, pergaminos, documentos y libros; en las evidencias de las herramientas utilizadas para la agricultura, producción alimentaria, educación, transporte, artes, etc. Nuestras invenciones fluctúan desde herramientas simples hasta máquinas complejas o robots; utensilios simples como una aguja, cinceles, martillos, velas, lámparas de aceite y estribos. Otros avances tecnológicos detonaron la muerte (como las armas). Innumerables invenciones como la cámara fotográfica, la cámara de cine, máquinas de vapor, tarjetas de crédito, ascensores, paneles solares, cerraduras de navegación, bicicletas, motores a reacción, turbinas de vapor, acueductos, energía nuclear, rayos X, bombillas, rines, inodoros, láser, papel, automóviles, cohetes espaciales, teléfonos inteligentes, microchips, TV, antibióticos, vacunas, satélites, inteligencia artificial, etc.

Y seguimos inventando cosas: Solo durante el año 2015, La Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos (USPTO) otorgó más de 325,000 patentes. Y hay muchas invenciones que no llegan a patentarse nunca.

Es fabuloso observar el progreso de nuestros inventos. Sin embargo, solo hasta hace algunas décadas el ser humano se ha dado cuenta de que aún no ha utilizado sus avances tecnológicos para proteger a la humanidad y al planeta de los desastres naturales en la misma proporción que inventa nuevos productos y servicios que dañan el equilibrio del ecosistema planetario.

El ser humano aún no logra asimilar que guerras y desastres naturales han sido la causa principal de la eliminación completa de sociedades, ciudades e imperios. Hemos diseñado nuestra propia encrucijada de subsistencia. Este es el momento para hacer un cambio en nuestra mentalidad y aseguramos de que, de ahora en adelante, nuestros inventos tengan un propósito tal cual Dios lo diseñó desde los tiempos bíblicos de Génesis: nuestra misión es la de proteger la vida humana y todas sus especies. Es el tiempo de iniciar la búsqueda de un equilibrio entre nuestras invenciones y la preservación de la humanidad.

CEO-Fundadora de Eleonora Escalante Strategy www.eleonoraescalantestrategy.wordpress.com