Las cortinas de humo del pasado

El FMLN conoce estos trucos muy bien. Los usó tanto durante sus 10 años en el gobierno que hasta sus propios partidarios se dieron cuenta de que todas sus acusaciones lanzadas al pasado estaban orientadas a desviar la atención del público de las deficiencias actuales de su propio gobierno. Mientras más lejos en el pasado se iban en sus acusaciones, mayor era la necesidad de tapar lo que los actuales estaban haciendo.

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11 April 2019

Los políticos en todas partes y por toda la historia han enfocado la atención del público en problemas del pasado para tapar los problemas del presente. Una versión de este truco es culpar a los gobiernos pasados por todos los problemas del presente. Otra versión es denunciar crímenes supuestamente cometidos en el pasado lejano para que no queden recursos para perseguir los que se están cometiendo en este momento, ni atención del público para demandar que se persigan o para siquiera pensar que se pueden estar cometiendo. En todos estos casos el procedimiento empieza por definir a quiénes se quiere que sean culpables y luego buscar cualquier pretexto para acusarlos y tratar de volverlos culpables—aunque sea estirando o deformando las leyes para lograrlo.

El FMLN conoce estos trucos muy bien. Los usó tanto durante sus 10 años en el gobierno que hasta sus propios partidarios se dieron cuenta de que todas sus acusaciones lanzadas al pasado estaban orientadas a desviar la atención del público de las deficiencias actuales de su propio gobierno. Mientras más lejos en el pasado se iban en sus acusaciones, mayor era la necesidad de tapar lo que los actuales estaban haciendo.

El colmo ha sido el llamado que el Presidente de México ha hecho a España para que pida disculpas por haber invadido y conquistado su país hace 500 años. España se indignó correctamente e hizo ver lo ridículas que son esas acusaciones. Para empezar, aunque es cierto que los indígenas murieron en enormes cantidades, eso se debió principalmente a las enfermedades que los españoles trajeron de Europa, contra las cuales los indígenas no tenían defensas y sobre lo cual los españoles no podían hacer nada tampoco. Los españoles causaron mucho menos muertes que los virus y bacterias que ellos cargaban. Además, las invasiones eran muy comunes en la época, incluyendo, por supuesto, entre las tribus indígenas. En este tema, que tire la primera piedra la cultura que se sienta libre de culpa.

Sólo piense que, si hubiera habido un crimen, los que lo cometieron no fueron los españoles que se quedaron en España, que son los antepasados de los españoles, sino los que vinieron a América, que se quedaron aquí y se convirtieron en nuestros antepasados. Entonces, si alguien tiene que pedir disculpas a nuestros antepasados, estos son nuestros otros antepasados.

Además, en el caso de México, los indígenas que fueron derrotados por los españoles, los aztecas, cometían contra otros pueblos indígenas crímenes peores que los de los españoles. Por eso, los descendientes de los aztecas deberían pedir perdón a los descendientes de otras tribus. Peor aún, otros indígenas les ayudaron a los españoles a derrotar a los aztecas. Éstos también debían pedir perdón a los descendientes de los aztecas, quienes a su vez deberían de pedir perdón a los descendientes de otros indígenas, que incluyen gente que desciende de los españoles mismos.

Es indudable, pues, que lo que pidió el presidente López Obrador es absurdo. Pero la acusación cumplió su propósito porque por un tiempo logró que el pueblo mexicano se indignara por lo que pasó hace 500 años y no por la falta de acción del gobierno frente a los problemas actuales.

Bolsonaro usó el mismo truco pidiendo a las Fuerzas Armadas que celebraran el golpe de Estado que dieron en 1964, que introdujo una dictadura militar que duró décadas y que costó mucho eliminar. Desde el punto de vista de generar admiración hacia los militares que dieron el golpe de 1964, la movida de Bolsonaro fue un fracaso. Como era de esperarse, la inmensa mayoría de las personas dentro y fuera de Brasil condenaron lo que dijo. Sin embargo, sus declaraciones fueron un éxito desde el punto de vista de la discusión política, que se desenfocó de la falta de progreso actual para enfocarse en la falta de progreso de hace cincuenta y cinco años.

El pueblo no debe permitir que lo engañen con estas cortinas de humo que buscan enfocar su atención en el pasado lejano para cegarlos a lo que está pasando actualmente. Parafraseando el dicho tan común, no debe dejar que la paja en el ojo del pasado lejano le tape la vista de la viga en el ojo de su vida presente.

Máster en Economía Northwestern University