Equipo de rivales

En los últimos días el debate se ha enfrascado en temas que carecen de trascendencia, como dónde se realizará el traspaso de mando. El lugar es irrelevante, lo que más urge en este momento es la buena voluntad del gobierno saliente y del entrante para que las instituciones se entreguen en orden, transparencia y civilidad

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01 April 2019

"Team of rivals” o “equipo de rivales” fue una de las hazañas políticas de Abraham Lincoln como Decimosexto Presidente de los Estados Unidos de América. La expresión —plasmada en el libro de la periodista Doris Goodwin— hace referencia a la capacidad que tuvo Lincoln de juntar a las mejores personas, a “los hombres más fuertes”, para que integraran su gabinete de gobierno en medio de un turbulento clima político y social. Este equipo incluía a tres exrivales de Lincoln en la lucha por la candidatura presidencial republicana y a varios demócratas. El Presidente construyó un gabinete sólido más allá de las simpatías partidarias y la complejidad de las relaciones humanas.

En El Salvador todavía no conocemos a los miembros del gabinete del presidente electo Nayib Bukele. Han pasado casi dos meses desde las elecciones presidenciales y a la fecha no sabemos los nombres del “equipo de transición” ni posibles miembros de un futuro gobierno. El cuerpo de funcionarios del Órgano Ejecutivo es el encargads de echar a andar la mayor parte del aparataje estatal y su competencia determinará el éxito para salvar instituciones manchadas por la ineficiencia desde hace décadas. Es un tema que nos interesa a todos, independientemente si simpatizamos con el presidente electo o no.

En los últimos días el debate se ha enfrascado en temas que carecen de trascendencia, como dónde se realizará el traspaso de mando. El lugar es irrelevante, lo que más urge en este momento es la buena voluntad del gobierno saliente y del entrante para que las instituciones se entreguen en orden, transparencia y civilidad. Más que el protocolo del traspaso de mando, necesitamos que se vaya consolidando un gabinete que incluya personas capaces y aptas para puestos clave y para dirigir 14 ministerios y 52 instituciones autónomas.

En el gobierno necesitamos a los mejores. Tenemos décadas de improvisar los nombramientos o de asignar esos cargos a personas por simpatías partidarias más que por especialización y capacidad de ejecutar políticas públicas en determinado rubro. A pesar que en este país hay muchísima gente con una gran formación académica y profesional, la línea que más ha pesado ha sido la partidista o una lealtad mal enfocada, donde ha prevalecido asentir con todo lo que hace o piensa el presidente, más que discrepar de manera razonada y hacer las cosas de forma correcta.

Llevar a los mejores no significará para el presidente acompañarse de las personas con las que existe mayor simpatía. En esta ocasión, como en la conformación del equipo de rivales, implicará que lo fundamental en el nombramiento de un funcionario no es nivel de amistad o cercanía con el presidente electo, sino la capacidad de echar a andar una institución, de depurar la sobrecarga de la planilla estatal y de hacer que las entidades públicas ofrezcan buenos resultados en favor de la ciudadanía.

El llamado es al presidente electo a reflexionar sobre la trascendencia del nombramiento del gabinete de gobierno. Ya no se trata de simpatías o rechazos, sino de convertirse en un verdadero líder e integrar las instituciones con las personas idóneas, más allá de si fueron quienes lo criticaron en su campaña. Y también las personas que sean consultadas para formar parte del gabinete de gobierno deben tomarse con seriedad la propuesta: tener la honestidad intelectual para rechazar un puesto para el que no tiene la experticia; o demostrar el patriotismo aceptando un puesto público a pesar de las diferencias con el nuevo presidente.

Nayib Bukele es el presidente electo y hay que apoyarlo en el buen desarrollo de las instituciones, eso nos conviene a todos. No se debe privar a la ciudadanía de tener un gabinete compuesto por los hombres y las mujeres más fuertes para dirigir al Estado.

Abogada