Mientras dormimos...

el cerebro al encogerse deja espacios que permiten el funcionamiento de todo un sistema de drenaje de residuos que se acumulan producto del metabolismo. Durante la noche, pues, se activa una especie de alcantarillado cerebral, una combinación de cisternas y conductos por los que dichos residuos se escapan.

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22 March 2019

Investigaciones recientes han determinado que, durante el sueño, el cerebro disminuye temporalmente de volumen. Dicho descubrimiento contrasta con la idea prevalente —hasta ahora— de un cerebro prácticamente inmóvil y hubo que contar con técnicas muy avanzadas de neuroimágenes para que los científicos se dieran cuenta de este “encogimiento” cerebral. Asimismo, se ha determinado que la disminución de volumen cumple un importante papel fisiológico. En efecto, el cerebro al encogerse deja espacios que permiten el funcionamiento de todo un sistema de drenaje de residuos que se acumulan producto del metabolismo. Durante la noche, pues, se activa una especie de alcantarillado cerebral, una combinación de cisternas y conductos por los que dichos residuos se escapan.

El cerebro humano, que representa sólo un 2 por ciento del peso corporal, consume una quinta parte del oxígeno que introducimos al organismo a través de la respiración, y una cuarta parte de toda la glucosa (su principal alimento) que ingerimos. No sólo es un órgano de muy alto gasto, es el de mayor gasto de todos, diez veces más que los otros órganos en promedio. Con este elevadísimo ritmo metabólico es lógico suponer que también se produce una gran cantidad de desechos. Hasta hace muy poco no se sabía bien cómo se las arreglaba el cerebro para librarse de ellos. Ahora se sabe. La limpieza ocurre en la noche, mientras dormimos.

La limpieza cerebral es muy importante pues la acumulación de residuos irrita el tejido cerebral, activa la respuesta inflamatoria y obstruye la circulación de fluidos. Se asume que estas alteraciones promueven el desarrollo de diversas enfermedades cerebrales y mentales. La función de higiene cerebral durante el sueño se suma a otra serie de beneficios que el dormir bien tiene para la salud.

Un buen sueño estabiliza el funcionamiento hormonal y optimiza la respuesta inmune, por lo que el control metabólico (por ejemplo, de la glucosa) y la prevención y combate a las infecciones se realizan de manera más eficiente si se tienen adecuados hábitos de sueño. Asimismo, el dormir tiene efectos antihipertensivos, lo que se consigue por varios mecanismos. La posición horizontal que tomamos para dormir implica un menor esfuerzo del corazón y los vasos sanguíneos pues no tienen que luchar contra la fuerza de gravedad. Las hormonas que regulan la presión arterial manteniendo el tono vascular tienen un trabajo más fácil. Así que si usted es hipertenso, diabético o sufre de infecciones a repetición y su médico, además de los medicamentos y consejos sobre dieta o ejercicio, no le habló sobre hábitos de sueño le faltó una recomendación muy importante.

Desde el punto de vista psiquiátrico los adecuados hábitos de sueño son esenciales para mantener un buen estado de ánimo. Para los que padecen de cuadros depresivos o ansiosos un sueño regular debe ser parte de su tratamiento. Lo mismo aplica para los que se quejan de olvidos y problemas de concentración.

Pero ¿qué es dormir bien? En primer lugar dormir lo suficiente. En adultos esto es al menos 7 horas ininterrumpidas. También son importantes condiciones óptimas de temperatura ambiental, luz y estímulos externos. Conforme envejecemos el dormir bien se vuelve más complicado y se debe prestar más atención a los elementos que lo facilitan. Evitar siestas largas y cenas muy abundantes son un primer paso.

Aún con lo que la ciencia va descubriendo, el sueño todavía constituye un misterio. Lo que sí está claro es que al dormir todos nos volvemos iguales.

Médico siquiatra