La política del “siempre ha sido así”

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16 February 2019

Existe un concepto en el estudio de las ciencias sociales llamado “dependencia del camino” o “path dependence” en inglés. Se refiere a las limitaciones que todas las decisiones tomadas anteriormente ejercen sobre las decisiones presentes. Para poner un ejemplo, la dolarización de 2001 puso al país en un camino del que, para bien o para mal, sería demasiado costoso salirse. La decisión tomada entonces, de adoptar el dólar como moneda de circulación legal, limita decisiones actuales, como la de imprimir moneda propia e influir en la política monetaria nacional. Sin embargo, también existe el peligro de pensar que todas las decisiones anteriores limitan irrevocablemente las decisiones presentes y paralizan la posibilidad de cambiar, y pensar así es peligroso porque impide imaginar alternativas. Se impone el costumbrismo y se continúan haciendo cosas sin pensar por qué, simplemente porque “siempre ha sido así”.

La política del “siempre ha sido así” es peligrosa porque atrofia la imaginación. Sin la capacidad de imaginar un futuro diferente es prácticamente imposible llevar una nación al desarrollo. Y hay tantas cosas que perpetuamos sin mayor intencionalidad simplemente porque no tenemos la audacia de cuestionar alternativas más prácticas. La semana pasada, una propuesta valiente del diputado no partidario Leonardo Bonilla puso en evidencia lo mucho que la política del “siempre ha sido así” domina nuestro quehacer nacional. Bonilla ha propuesto una reducción del número de diputados en la Asamblea Legislativa.

Sobran motivos para por lo menos considerar la propuesta: podría aumentarse la representatividad si eligiéramos representantes por distritos, habría mucha más cercanía con los constituyentes, generando mayores incentivos para la existencia de verdaderos mecanismos de rendición de cuentas. Fuera de eso, se abriría una oportunidad para la reducción de costos operativos e ineficiencias que imperan en la Asamblea. Y sin embargo, aparentemente basado en la política del “siempre ha sido así”, el mismísimo presidente de la Asamblea, Norman Quijano, demostró un desconocimiento deprimente del ordenamiento jurídico cuando descartó la propuesta de Bonilla sin argumento alguno, diciendo que el número de diputados estaba establecido por la Constitución y que por lo tanto, se necesitarían dos períodos legislativos para lograr una reforma así.

El error es entendible si viniera de un ciudadano común y corriente: no cualquiera se sabe de memoria los contenidos del Código Electoral, donde se establece el número de diputados, y se le perdonaría al ciudadano común y corriente haber olvidado la lección de estudios sociales donde se explica que las reformas legislativas apenas requieren 43 votos. Pero que el presidente de la Asamblea ponga en evidencia su falta de entendimiento de las razones por las que el cuerpo legislativo que dirige se conforma de una u otra manera, que no tenga claro qué procedimientos se requieren para cambiar dicha conformación, y aparte, no tenga verdaderas razones de peso por lo menos a considerar el debate, es equivalente a un contador o asesor financiero con dislexia numérica. ¿Cuántas alternativas estamos dejando engavetadas por el apego a la costumbre?

El desarrollo de nuestro país depende de que tengamos suficientes líderes con la audacia de imaginar diferentes maneras de hacer las cosas, dispuestos por lo menos a vender los pros y contras de sus ideas. No podemos seguir haciendo las mismas cosas y esperar resultados distintos —si existe una justificación razonable para continuar con el mismo número de diputados que tenemos, que sea porque ha habido un debate al respecto intencional y razonado, y no solo porque “siempre ha sido así”.

Lic. en Derecho de ESEN, con

maestría en Políticas Públicas

de Georgetown University.

@crislopezg