El muro de Trump

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15 February 2019

Los inmigrantes “están inundando nuestro país”, dice el presidente Trump, al justificar la construcción de un muro en la frontera con México. Según él, atentan contra la seguridad nacional pues traen consigo terroristas, narcotraficantes y gente propensa a la criminalidad. Si el Congreso estadounidense no aprueba los fondos para levantar la obra, Trump declarará una emergencia nacional para lograr lo que quiere.

La política de Estados Unidos parece cada vez más tercermundista. Es el caso del comercio —sobre todo con países pobres— en el que Trump encuentra la fuente de muchos males que sufre EE. UU. El remedio, por supuesto, es el proteccionismo.

Y claramente está el caso de la inmigración. Nada de lo que afirma Trump sobre la necesidad de un muro se puede sustentar sobre una base sólida de hechos. Es suficiente crear un ambiente de hostilidad —especialmente hacia quienes son culturalmente distintos o piensan de manera diferente— fabricar una crisis donde no la hay e ignorar la evidencia. En el camino, se atropellan instituciones y a la sociedad civil; los medios que reportan data que contradice al presidente son “enemigos del pueblo”; las empresas que quieren contratar la mejor mano de obra no son patriotas; quienes critican a la Casa Blanca son corruptos.

El sistema republicano de gobierno de EE. UU. requiere que el Legislativo autorice los gastos públicos federales. Pero la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, no quiere pagar por un muro que considera, con justa razón, innecesario e ineficaz. Trump por eso sigue amenazando con que usará a las fuerzas armadas, bajo declaratoria de emergencia nacional, para construir lo que no ha autorizado el Congreso. Ante esta amenaza a la separación de poderes, miembros del Partido Republicano han apoyado al presidente o se han quedado calladitos. Otra institución más debilitada por Trump.

¿Existe algo que se asemeje a una emergencia de seguridad nacional? Ni cerca. La probabilidad de morir en EE. UU. de un ataque terrorista cometido por un inmigrante ilegal o solicitante de asilo es de una en 1.3 mil millones por año, según el experto Alex Nowrasteh. Es más: ninguna persona ha muerto o ha resultado herida en ataques terroristas en EE. UU. a causa de quienes han cruzado de manera ilegal la frontera con México o Canadá desde 1975.

¿Qué hay del crimen? Casi todos los estudios muestran que los inmigrantes cometen menos o la misma cantidad de fechorías que los estadounidenses nativos. Un estudio reciente encontró que hay proporcionalmente menos inmigrantes encarcelados que estadounidenses nativos y que la tasa de ilegales encarcelados es todavía menor.

¿Podría un muro reducir el tráfico de drogas? Tendría un efecto mínimo. Se estima que el 85 % del valor de las drogas duras entra a Estados Unidos por puntos legales de ingreso y no por donde se erigiría un muro. (De la misma manera, la mayoría de los ilegales en EE. UU. no cruzan la frontera ilegalmente, sino que se quedan en el país después de que vencen sus visas. Es una razón por la cual el muro tampoco tendría mayor impacto en la tasa de inmigrantes ilegales).

El muro de Trump es una pésima política. Peor aún, la amenaza con declarar una emergencia nacional atenta contra la institucionalidad constitucional. Sería inédito para EE. UU. si Trump procediera así. Resulta incluso peor que a lo largo de las décadas, y con el apoyo de ambos partidos, el presidente haya acumulado más de 100 poderes ejecutivos, muchos de ellos nocivos que podría usar durante una emergencia nacional pero que nunca se han ejecutado, pues se crearon en circunstancias como la Segunda Guerra Mundial. El muro propuesto por Trump nos recuerda sobre la urgencia de atender y fortalecer la democracia liberal de EE. UU.

(Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio, Perú).

Director del Centro para la Libertad y la

Prosperidad Global del Cato Institute