El mandato de Bukele

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10 February 2019

Nayib Bukele ganó la Presidencia de la República con 1,434,856 votos, sacándole más de medio millón de ventaja al segundo lugar. GANA llevó la delantera en 195 municipios en los 14 departamentos. Bukele encontró mucha simpatía tanto en el área urbana de San Salvador, hasta de quienes viven en un pueblito alejado de la capital como El Divisadero en Morazán. Las encuestas se cumplieron y, con una participación del 51.88 % de padrón electoral, no hubo necesidad de segunda vuelta. El electorado le dio la victoria y un mandato que está obligado a cumplir: cambiar el rumbo de El Salvador.

El mensaje fue claro: ni ARENA ni el FMLN. Esto implica que el nuevo gobierno debe dar un cambio de rumbo a lo que se ha hecho en los últimos 30 años, alejándose de las prácticas viciadas que llevaron a la gente a votar por una nueva fuerza política. Bukele y su gabinete están obligados a hacerle honor a las frases que repitieron constantemente durante la campaña: que no son como “los mismos de siempre” y que “el dinero alcanza cuando nadie roba”.

Hoy tienen la oportunidad de demostrarlo a personas que no votamos por él y la obligación de cumplirle a quienes le dieron el voto de confianza. Al nuevo presidente le acompaña la legitimidad de haber ganado en todos los departamentos del país y en municipios con características tan diferentes. Bukele es representativo del pensar de buena parte de los salvadoreños. Pero con esto lleva sobre sus hombros una gran responsabilidad: la de fallar lo menos posible.

La lucha contra la corrupción debería ser punto de honor para el nuevo gobierno. Pero esto no solo implica que quienes precedieron a Bukele “devuelvan lo robado”. GANA y Nuevas Ideas están obligados a dar en el ejemplo en transparencia interna, revelando a sus financistas; en democracia interna, abriendo espacios a una pluralidad de liderazgos que puedan surgir; en el buen manejo de la cosa pública, cumpliendo las leyes, siendo un gobierno eficiente y trabajando por mejorar la calidad de vida de las personas. Esto lo deben cumplir Bukele y su gabinete por mandato del electorado, y ya lo deberían tener clarísimo ARENA y el FMLN si no quieren desaparecer en 2021. Una de las lecciones que nos dejó el 3F es que la gente no está dispuesta a perdonarles todo; así como los pone en poder, así los quita.

Bukele debe despojarse de los tintes antidemocráticos que ha dejado entrever en los últimos años. Debe tener claro que como Presidente de la República está sujeto al escrutinio público en mayor medida que un ciudadano común y corriente; la prensa, los analistas, la academia, el sector privado, quien sea, tiene derecho a cuestionar sus acciones públicas y esto no debería ser motivo de descalificaciones o enojos, como sí ha sucedido en el pasado. Debe tener claro que es el primer llamado a cumplir con la Constitución y las leyes, en una república donde todos somos iguales.

Un buen gobierno nos conviene a todos. El voto por hartazgo le trae a Bukele una gran responsabilidad, pues bajo los mecanismos democráticos se le ha otorgado el poder político para que trabaje en favor del país. La elección ya está ganada. Hoy toca que demuestre que de verdad se merece la silla y no solo que estará en Capres gracias al cansancio de la población con los mismos de siempre.

Abogada