Este domingo 3 de febrero nuestro país tiene una cita con su historia, donde se definirá el futuro de los salvadoreños. Todos los que podemos votar tenemos el derecho y el deber acudir a las urnas y ejercer el sufragio libremente y así incidir en el rumbo que tomara nuestra nación. Cuatro opciones políticas compiten para ganar el Ejecutivo.
Luego de escuchar las propuestas de cada uno de ellos y de presenciar los debates de los que sí asistieron, podemos sacar conclusiones. Partiendo de ello debemos valorar a cuál candidato lo acompaña el mejor equipo para trabajar. Recordemos que un país no lo gobierna una sola persona; hay un equipo de especialistas y profesionales que acompañarán al futuro presidente durante cinco años, personas que ejercerán cargos de ministerios y autónomas, que pueden hacer resurgir la economía de nuestro país, tan en debacle los últimos años, o terminar de hundirla hacia un descalabro aun mayor.
Son cinco años en que el futuro presidente y su equipo de trabajo tratará de recuperar la seguridad pública perdida hace muchos años por las estructuras criminales como los son las maras y pandillas. El futuro presidente buscará un sistema de salud público digno para la ciudadanía y no el paupérrimo servicio abyecto que tenemos en el presente. Como salvadoreños debemos vencer a nuestro principal y único enemigo en las elecciones y es la indiferencia, esa actitud apática que lacera enormemente nuestro sistema democrático.
Debemos ser actores activos al acudir a votar este domingo 3 de febrero y elegir a nuestro futuro presidente. Ya no podemos seguir quejándonos y criticando en redes sociales. Ese descontento debe materializarse en esta elección. Padres de familia deben dar el ejemplo a sus hijos, de la importancia de participar en la elección de nuestros gobernantes. No podemos exigirles a los políticos que sean honestos y que cumplan con la Constitución si nosotros no lo hacemos ejerciendo el derecho y deber de ir a votar. Debemos ser honestos con nosotros mismos para luego exigirlo a cualquier político.
Este domingo 3 de febrero votemos razonadamente, dejemos a un lado la emotividad y pensemos bien nuestro voto. No olvidemos aspectos cruciales que deben guiarnos, hay que saber elegir. Debemos conocer cuál candidato le apuesta a la defensa de la vida desde la concepción; siendo nuestro primer derecho constitucional, debe respetarse por encima de cualquier situación. Debemos meditar cuál candidato protege a la familia y buscar fortalecerla con políticas concretas para ellos, porque si la familia no importa para nuestros gobernantes, los otros temas salen sobrando. No perdamos de perspectiva que nosotros, los seres humanos, debemos ser el centro y único fin de la política.
Los planes de gobierno no son para improvisarse, mucho menos para copiarse… un plan gubernamental debe estar estructurado y bien elaborado, acorde a los problemas del país, los cuales deben resolverse priorizando los más urgentes y darles una solución con plazos específicos y razonables. La demagogia y verborrea de personajes populistas no tiene cabida alguna en esta elección. Nuestra cultura política debe ser exigente, desechar la mediocridad, abocarse y demandar lo mejor para nuestro país. Nuestro futuro presidente debe ser académico, profesional, conciliador, humanista… entre tantas características que debemos identificar si los candidatos en contienda las poseen.
Quedarse en casa no es una opción. Hagamos patria este domingo y salgamos masivamente a votar libremente. Recordemos las palabras del expresidente estadounidense Abraham Lincoln: “Una papeleta de voto es más fuerte que una bala de fusil”. Los salvadoreños amamos la paz y esta fiesta cívica vivámosla con caballerosidad y armonía, sin olvidar que el presidente electo será el de todos los salvadoreños.
Politólogo y consultor en seguridad
@LuisSaxum