Complicidad con el autoritarismo

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27 January 2019

La semana pasada la comunidad internacional finalmente dio —más tarde que temprano— un paso que desde hacía mucho le debíamos al pueblo de Venezuela. Si bien ya era claro qué gobiernos del sistema interamericano apoyaban a Venezuela y cuáles no, el reconocimiento de la legitimidad del gobierno interino de Guaidó comienza por lo menos a saldar la deuda de solidaridad que tenemos con los venezolanos.

En la realidad polarizada de hoy hay quienes aún se hacen embrollo entre que sí condenar el régimen de Maduro como finalmente lo hizo el gobierno de Donald Trump equivale a apoyar la tendencia imperialista estadounidense de intervencionismo que tantos estragos ha hecho en más de una región. Sin embargo, se puede reconocer la coexistencia de varios elementos sin contradicción alguna. Se puede, por deber moral, condenar las asquerosas violaciones a los derechos humanos y el autoritarismo corrupto de Nicolás Maduro y Hugo Chávez, sin que ello implique darle carta blanca al intervencionismo ilimitado (aquel que incluye intervenciones militares) estadounidense en general.

Con respecto a quienes es el intervencionismo el que los inclina hacia una neutralidad imposible ante la situación de Venezuela, es conveniente recordar que la membresía en el sistema interamericano implica interesarse por las democracias de los demás países miembros. De lo contrario, la Carta Democrática Interamericana perdería todo sentido. Este interés incluye indiscutiblemente la toma de decisiones diplomáticas estratégicas para incentivar el fortalecimiento de las instituciones democráticas cuando toca, y hacerlo no representa irrespeto alguno a la soberanía de una nación cuyas autoridades corruptas están abusando del poder para oprimir a sus ciudadanos. ¿O no es opresión lo que ha empujado a más de 2 millones de venezolanos a buscarse la vida en tierras extranjeras? ¿No son los abusos de poder lo que empuja a cientos de miles de venezolanos a las calles a manifestarse en contra de un régimen que ha bloqueado todos los mecanismos electorales para la alternancia?

Los abusos de los derechos humanos en Venezuela y la pobreza nacida de la corrupción y la incompetencia administrativa, sin embargo, ya habían alcanzado un nivel tal, que si el silencio y la indiferencia de la comunidad internacional hasta ahora ya eran cuestionables, el “total apoyo” al gobierno de Maduro por parte del gobierno de El Salvador es, más allá de escandaloso, un signo de total e irresponsable complicidad.

Que además de continuar apoyando a Maduro, las autoridades salvadoreñas continúen defendiendo el autoritarismo de Daniel Ortega en Nicaragua, dice mucho de las prioridades de nuestros gobernantes. Decía el arzobispo Desmond Tutu —un activista a favor de la paz cuya labor fue crucial para ponerle fin al Apartheid sudafricano— que ser neutral en ocasiones de injusticia es equivalente a aliarse con el lado opresor. ¿Qué diría Tutu entonces de aquellos que por politiquería e intereses partidarios y monetarios, buscan alianzas sin vergüenza alguna con el lado opresor? Sánchez Cerén y la cúpula efemelenista, cuya carrera política y paramilitarismo violento fue supuestamente inspirado en combatir injusticias, opresiones y desigualdades, tiene mucho que explicar. Ojalá la historia los juzgue con la rigidez que se merecen, por no haber estado a la altura de lo que requerían los tiempos. Pero principalmente, ojalá que los sucesos de la semana pasada marquen un cambio de rumbo hacia la libertad y prosperidad de todos los venezolanos.

Lic. en Derecho de ESEN, con

maestría en Políticas Públicas

de Georgetown University.

@crislopezg