Mis peticiones al futuro presidente

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24 January 2019

Escribo esta columna a pocos días de que se celebren los comicios presidenciales, y sin atreverme a vaticinar la existencia o no de una segunda vuelta, mucho menos a especular sobre los resultados. Las encuestas serias —y las que no— ya dijeron lo que tenían que decir; los analistas políticos serios —y los que no— ya han dado sus respectivas opiniones.

Ahora queda esperar que los salvadoreños asumamos con patriotismo nuestro deber constitucional y acudamos de forma masiva a ejercer nuestro sufragio. Sobre todo, en las circunstancias actuales será muy importante que la fórmula que resulte electa tenga un alto grado de legitimidad. ¡Qué bueno que esta vez ningún actor político se dedicó a hacer llamados para no votar o anular el voto! Eso es irresponsable.

Con la única expectativa de contar una elección transparente, masiva, ejemplar, en la cual todas las fuerzas políticas y ciudadanía respetemos los resultados, y en la cual las autoridades ejerzan adecuadamente sus facultades legales y constitucionales, le pido desde ya al presidente, unas pocas cosas:

Comienzo con lo que me parece más elemental, pero a la vez más urgente por lo olvidado que está el tema. Dice nuestra Constitución, en el artículo 168 numeral 3º, que el Presidente de la República está obligado a procurar la armonía social. Aunque hay quienes lo niegan, yo sí creo que en nuestro país estamos sufriendo la continuidad de ciertos problemas y el surgimiento de otros, debido a los altos niveles de polarización.

Hemos sido incapaces de entender que el que piensa diferente no es mi enemigo y nos hemos prestado a que los influenciadores políticos aviven aún más esos sentimientos de desprecio a las ideas contrarias. Con mayor intensidad en las últimas semanas, la campaña política desarrollada por todos los contendientes ha hecho uso de esa polarización y se ha aprovechado de ella.

Quien sea que resulte electo debe dar contenido a esta obligación constitucional. El futuro presidente gobernará una sociedad que hoy se encuentra muy dividida, por lo que su principal tarea deberá ser la unificación; pero una que vaya más allá de palabras adornadas en un discurso de toma de posesión y se traduzca en acciones concretas. Debe tomarse en serio, desde el día uno, la expresión de “gobernar para todos”.

No se vale que nos sigan dividiendo, que se siga sembrando rencor, revancha, insensatez e intolerancia con el opositor. Nuestro país necesita armonía, presidente; usted está obligado a procurarla.

También quiero pedirle al presidente que, desde el día uno, de muestras de respeto a la institucionalidad, la democracia y la separación de poderes. El presidente debe entender que los otros órganos del Estado le controlan, que hay instituciones que le fiscalizan y que hay una ciudadanía que le vigila y exige.

El presidente debe dar inequívocas muestras de su compromiso con la transparencia, liderando los esfuerzos que ya se hacen por rendir cuentas permanentes en la gestión de la cosa pública y propiciando que la ciudadanía tenga más y mejores herramientas para ejercer su derecho a saber.

De la mano con la transparencia, el presidente debe reunir a un grupo de personas que en su gabinete tengan ese mismo compromiso y que estén decididos a eliminar prácticas corruptas y oscuras que han venido carcomiendo al Órgano Ejecutivo. La mecánica de contratación de empleados y funcionarios debe cambiar radicalmente, las remuneraciones deben transparentarse y el pago de favores políticos debe eliminarse.

Todos han prometido ser intolerantes con la corrupción. Tales afirmaciones ya no pueden ser vacías. No debe existir absolutamente ninguna tolerancia con el uso indebido de los fondos del Estado. Si esa promesa se cumple desde el inicio de la gestión y así se mantiene, pronto vamos a ver resultados importantes en la gestión pública.

Por último, presidente, escuche. Usted debe ejercer un liderazgo en el cual con total empatía y apertura al diálogo y a la crítica, escuche y aprecie las posiciones de quienes tengan una visión distinta. Los que votamos por usted y los que no votamos por usted, vamos a exigirle, pero también vamos a intentar aportarle pues estamos conscientes que la tarea es de todos. No desprecie nuestras propuestas y no desatienda nuestras críticas. No se nos aleje, presidente.

Doctor en Derecho, abogado

y docente universitario