Dos mujeres y 5 niños con un denominador común: las figuras masculinas más importantes de sus vidas los abandonaron. No los quieren ni volver a ver.
Dos mujeres de estratos sociales y supuestamente de estratos educativos totalmente opuestos han tomado decisiones que las conducen a la misma situación: ser abandonadas por sus parejas sexuales.
Cinco niños cuyos padres se marchan de su existencia, sin remordimientos, siendo que a uno de ellos, el suyo incluso prefiere verlo muerto, y al final se le cumple: ella nace muerta.
La visión de un porvenir peligroso y fatal por la ausencia del padre es representada con el mar bravío que arrastra a los niños aguas adentro, quienes solo podrán ser salvados por esa mujer-madre, valiente e incondicional, que deja a un lado su seguridad para salvar a sus criaturas.
La realidad desventajosa de las mujeres y la niñez continúan siendo objeto de guiones del Séptimo Arte, y “Roma” no ha sido una excepción, llevándose muchos reconocimientos provenientes de los críticos y las organizaciones expertas en este arte.
Para los salvadoreños, esta película debe ser convertida en una herramienta critico-educativa para hacer conciencia del origen de muchos de los problemas socioeconómicos que suceden en nuestro país, donde tienen relevancia las familias monoparentales. Para 2014, el Isdemu informaba que el 35.75 % de los hogares salvadoreños eran solamente liderados por mujeres y que, de acuerdo con el informe “Una mirada a las familias salvadoreñas: Sus transformaciones y desafíos desde la óptica de las políticas sociales con enfoque hacia la niñez”, realizado por Unicef y Fusades en 2015: “En relación con la paternidad, pareciera existir una renuncia casi aceptada en términos culturales…”.
Enmarcada en la capital de México de los años 70, la película plasma la vida cotidiana de las familias de clase media de América Latina, donde uno de sus distintivos ha sido la crianza invisibilizada de los hijos por empleadas domésticas, una de las variantes del matriarcado hispano.
Para los que fuimos niños en la década de los 70 en El Salvador, y que aparte de jugar a base de pura imaginación y actividad física, veíamos películas antiguas en los “Largometrajes” del Canal 2, es un placer poder ver en “Roma” una ambientación en blanco y negro, hablada en castellano, sobre nuestras costumbres, con la cadencia y baja velocidad de las películas mexicanas de la época de oro del cine mexicano que nos entretenían a través de ese canal nacional.
Su director, el mexicano Alfonso Cuarón, ha confesado que realizó la película, tanto en guion como en los hechos humanos, la ambientación y los escenarios, a partir de los recuerdos de su infancia, la cual transitó cerca de la colonia donde se graba la película: La colonia Roma. Además, se inspiró en las mujeres de su infancia, deseando hacer honores a la doméstica que lo crió desde que él tenía nueve meses, Liboria Rodríguez.
A veces nos abruman los aspectos negativos de la existencia humana; no obstante, de lo que sí podemos convencernos, es que nada es estático, todo es transitorio: pensamiento que Cuarón trata de figurar con el paso de los aviones sobre el escenario de su película.
Médica, nutrióloga y abogada
Mirellawollants2014@gmail.com