Pasemos a la Acción Ciudadana

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27 December 2018

En 2014, un grupo de amigos y compañeros de colegio comenzaron a reunirse para conversar sobre el rumbo que llevaba nuestro país; o sobre su carencia más bien. A mí, me invitaron unos meses después, en 2015.

Para entonces, además de los recuerdos de las aulas y pasillos de nuestro “plantel querido jardín de la infancia”, nos unía un sentimiento de frustración con la mal denominada “clase política”, así como una creciente falta de identidad con las opciones que prevalecían en ese contexto. Haciendo un mea culpa por nuestra omisión, en algún momento logramos transformar ese sentimiento en un aventurado intento por pasar a la acción.

Reconociendo que, para transformar la realidad del país, era imperativo involucrarse y tratar de incidir en las políticas públicas, nació Acción Ciudadana (AC) en 2015. Al principio teníamos una visión bastante ambiciosa: contar con un movimiento que contribuyera a transformar El Salvador en un país moderno, competitivo, inclusivo, con equidad social y territorial, promoviendo el desarrollo sostenible, donde el ser humano sería la prioridad, y donde todos los ciudadanos tendrían la posibilidad de educarse y desarrollarse económica y políticamente en un ambiente seguro.

En ese afán, llegamos a considerar en algún momento la posibilidad de construir una alternativa política, idea que terminó por descartarse para quedarnos únicamente —como si eso fuera poco— como un movimiento ciudadano.

Limitaciones presupuestarias, bajas importantes en el grupo de compañeros, desidia y comodidad ciudadana, así como la misma realidad política, nos llevaron a replantear el esfuerzo y concentrarnos. Originalmente había 3 grandes áreas de trabajo: a) transparencia y modernización del Estado; b) educación; c) seguridad. La realidad nos llevó a enfocarnos —momentáneamente— en la primera de esas áreas.

Así, con la salida de algunos y la incorporación de otros, a principios de 2016, AC hizo algo revolucionario: se atrevió a exigir a todos los partidos que entregaran información sobre el financiamiento público y privado que habían recibido, no solo en términos de montos sino también revelando las personas que habían hecho donaciones o aportaciones. Incluso se exigió que los partidos informaran el total de gastos de sus respectivas campañas.

Se tocaron fibras muy sensibles y eso generó resistencias ya esperadas. Sin excepción, los partidos se mostraron renuentes a con la ley y hasta acusaron a AC de promover el debilitamiento de los partidos; nada más alejado de la realidad.

Concentrados en una sola de las áreas, en AC se concluyó que se necesitaban partidos políticos fuertes; y para que eso fuera así se requería, entre otras cosas, que estos cumplieran con la ley, que transparentaran sus finanzas y comenzaran a ser democráticos en sus procesos de elección interna.

Hoy, el avance en materia de transparencia y democracia interna en los partidos es notable. Desde luego que hace falta muchísimo por hacer, pero lo que destaco es que la inacción o el querer que otros lo hagan nos tendría en el mismo lugar de hace 3 años.

AC también ha puesto a prueba a instituciones como el Tribunal de Ética Gubernamental, Ministerio de Hacienda, Instituto de Acceso a la Información y Corte de Cuentas. En algunos casos con resultados positivos y en otros no tanto. Lo cierto es que se intenta; se hace.

Más adelante, AC obtuvo apoyo internacional y logró crear el Centro de Monitoreo de Transparencia y Democracia, conformando un equipo de lujo que, a estas alturas, ya ha presentado a la sociedad sendos informes sobre democracia interna de los partidos, el sistema de financiamiento de la política, el uso del dinero en la política y las elección presidenciales de 2019. Algo que, desde el sillón de la comodidad y displicencia ciudadana, no se tendría.

En 2019, AC pretende incursionar en otras áreas, pero hacen falta recursos. Más que financieros que siempre se requieren, hacen falta cabezas y manos. Hace falta que los miles de ciudadanos que están acostumbrados a esperar que alguien más haga algo, tomen la decisión de hacerlo directamente. Espero que en 2019, ya no veamos tantos que dicen: “ojalá alguien lo haga” y veamos más que digan “ojalá me salga bien”.

AC es una plataforma para hacerlo. Así, hay otras. No se vale no hacer nada y querer que solo otros asuman tareas. ¡Haga usted!

Abogado