Carta a Carmen Aída Lazo: la buena sorpresa en esta campaña

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07 December 2018

Querida Carmen:

Todo el mundo está esperando que dedique esta carta al desmadre que Nuevas Ideas armó con el asedio al Tribunal Supremo Electoral. No voy a escribir esa carta. No es necesaria. Es más que evidente que Bukele cometió un error y que lo pagará caro. Producir de la nada un rumor, luego gritar “fraude” y convocar a su gente a la calle, encabezada nada menos por el secretario general del partido, para atacar una institución constitucional, descalifica al candidato. Punto.

Voy a hablar de algo positivo que pasa en esta campaña. De Carmen Aída Lazo.

Te conocí en el momento crítico, cuando de un día al otro apareciste en el teatro de guerra electoral. Te vi asustada, insegura en este nuevo terreno que nada tiene en común con tu vida académica, patinando, sin saber cómo actuar. Pero al mismo tiempo te vi decidida de hacerle frente, a meterte de lleno para aprender rápido, a asumir un rol activo, a ejercer la política sin abandonar tus principios y tu independencia. Y a pagar el costo personal y social. Cometiste errores. Yo te los señalé y nunca me lo tomaste mal. Por lo contrario, me retaste a seguirte criticando. En algunos casos, me hiciste caso. En otros no, y resulta que en estos casos tuviste razón…

Algunos dirán: “Ahh, este ‘maitro’ está detrás de ella”. Falso: No soy asesor, ni me meto en la campaña. Soy amigo. Los candidatos necesitan polos a tierra fuera del aparato de la campaña. Necesitan amigos que los siguen tratando no como políticos, tampoco como futuras figuras con poder, sino como amigos.

Ya me convencí: nadie te está dirigiendo o manipulándote. No te dejas. Ni por un partido, ni por el mismo Carlos Calleja, ni por aves de rapiña que se te acercan para estar cerca del poder. Lo que hay detrás de la candidata es lo que se ve, inteligencia, experiencia académica, apertura y enorme ambición de hacer las cosas bien.

Muchos han cuestionado por tu decisión de relacionarte con ARENA y el PCN, a pesar de que no has estado de acuerdo con muchas de sus actuaciones y políticas en el pasado. Tu argumento es simple y me desarmó inmediatamente: “Desde la academia he criticado la falta de apertura de los partidos hacia la sociedad civil y hacia nuevos conceptos para solucionar los problemas del país. De repente hay una crisis de partidos, se abre la puerta y me invitan a entrar y asumir responsabilidad. Nada menos como vicepresidente. Si me hubieran invitado a entrar a un partido, hubiera dicho que no. Pero me invitaron a hacerme cargo de las políticas sociales y económicas del futuro gobierno. ¿Cómo iba a decir no? ¿Cómo iba a seguirles exigiendo y criticando?”

Con suficiente distancia de la campaña pero suficiente cercanía personal he observado cómo has asumido tu rol frente a los partidos, frente a Carlos Calleja, frente a tus detractores y la sociedad en general. Ya no hay rastro de la mujer asustada e insegura que conocí hace pocos meses. Ganaste confianza y seguridad. Asumiste liderazgo. Construiste tu propio discurso. Respetas y te ganas respeto.

¿Todo esto suena muy positivo? Sí, porque es positivo. Tu irrupción a la política es lo mejor que nos pudo pasar. La antítesis al político clásico que nos despierta tanta desconfianza no son los profetas de la antipolítica, sino son personas como Carlos y tú que asumen el reto de mejorar a política. Las nuevas ideas que necesitan regir al próximo gobierno no vienen de estos profetas, sino de la capacidad académica y humana de una mujer profesional que se propone convertir a la persona humana en el eje rector de la política pública, y que define la política social como el eje central de la política económica. Si para señalar esta buena sorpresa en nuestra política tengo que abandonar la comodidad de la imparcialidad, con gusto asumo el costo.

Te quiero ver actuando desde Casa Presidencial, como correctivo permanente a las influencias sectoriales y partidarias.

Saludos, Paolo Lüers