Salvadoreños desafían al río Suchiate para llegar a México

Los migrantes surcaron las aguas del río Suchiate, entre gritos de apoyo de Guatemaltecos, que los animaban a seguir en su caminata migratoria.

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Migrantes salvadoreños cruzan el río Suchiate, en la frontera entre Guatemala y México. Foto EDH / archivo

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02 November 2018

No pasaron ni dos horas desde su primer intento por cruzar la frontera, cuando la caravana de migrantes salió del parque central de Tecún Umán, en el departamento de San Marcos al occidente de Guatemala, con rumbo a las riberas del río Suchiate para pretender cruzar nuevamente hacia territorio mexicano.

De inmediato aparecieron, en la otra orilla, decenas de policías de las fuerzas migratorias, que les siguieron de cerca los pasos. La caravana de salvadoreños recorrió unos tres kilómetros, río arriba, buscando un lugar adecuado para cruzar al otro extremo.

Caminaron entre dos comunidades guatemaltecas y las personas salieron de sus casas a animarlos. “Vayan, ¡su lucha también es nuestra!”, gritó una señora desde la puerta de su casa. “Si quieren agua, pasen, yo les doy toda la que quieran”, les dijo otra, a la orilla del camino. “Si no pasan, pueden quedarse en mi casa”, ofreció una mujer que cargaba a una bebé en sus brazos.

Los agentes federales seguían persiguiendo a la caravana de migrantes por todo el recorrido del río. En un punto, incluso, provocaron a los salvadoreños invitándolos a cruzar, llamándolos con la mano o hasta silbándoles para que volvieran a verlos. Para entonces, ya eran más de cincuenta los policías que alcanzaba a verse desde Guatemala.

La caravana no flaqueó y se mantuvo junta durante todo el camino, no descuidaban a los agentes que los perseguían, pero nunca demostraron estar asustados; parecía que la presión les sumaba velocidad a sus pasos. En algún punto del último kilómetro de la ruta, los perdieron de vista. Los salvadoreños, desbordados de energía, vencieron a la “migra” mexicana y estaban listos para tirarse al agua.

Lo hicieron en un campo libre, en una zona estrecha del río. Los primeros en llegar se aventuraron de inmediato. Los de atrás dudaron un poco. Cuando el grupo de avanzada iba por la mitad del tramo, una patrulla apareció del otro lado con las sirenas encendidas; sin embargo, decidieron no parar. Llegaron al otro extremo. Los federales no les cortaron el paso y les permitieron entrar a territorio mexicano.

Niños, mujeres, ancianos, jóvenes y adultos caminaban con el agua a la cintura. Luchaban con la corriente, llevando bolsas y mochilas en la espalda y hombros. Cargaban el peso de sus pertenencias -las que pudieron llevar, pues algunas debieron dejarlas en la orilla.

Eso animó a los indecisos y en cuestión de minutos, un centenar de salvadoreños estaba en el agua. Media hora fue suficiente para que la mayor parte de compatriotas cruzara las aguas del furioso Suchiate. Aún después de una hora, seguían llegando los rezagados de la caravana para probar suerte. Para la una de la tarde, la segunda caravana ya caminaba por las carreteras de México, buscando pasar la noche en Tapachula.

Las caravanas de miles de migrantes centroamericanos que han cruzado la frontera mexicana avanzan lentamente a pie con la intención de llegar a Estados Unidos, a donde podrían llegar en cerca de dos meses.

Mientras decenas de migrantes siguen cruzando diariamente la frontera entre Guatemala y México su situación en territorio mexicano se va complicando cada vez más por el cansancio acumulado y las dificultades por llegar a Estados Unidos. Para entender la compleja situación de estos migrantes y las repercusiones tanto en México como en Estados Unidos adjuntamos los siguientes datos básicos que explican lo que está ocurriendo.

Muere el primer salvadoreño en caravana hacia EE. UU.

 ¿Cuántos son los migrantes y dónde se encuentran?

Los migrantes que han entrado a México son alrededor de 11,500, divididos en cuatro grupos, dos de hondureños y dos de salvadoreños, principalmente.

Un primer grupo, de unos 7,000 hondureños, entró al país el 19 de octubre y ahora transitan por el estado de Oaxaca. A este grupo se sumaron unas 2,000 personas que ingresaron el 29 de octubre y que permanecen en Chiapas.

A inicios de esta semana 500 salvadoreños solicitaron asilo a las autoridades mexicanas y están en una estación migratoria de Tapachula (Chiapas).

La llegada a la frontera con Estados Unidos

Los migrantes no tiene una ruta definida por donde transitar en México y su paso por el estado de Chiapas prácticamente lo hicieron a pie con caminatas en promedio de 40 kilómetros por día aunque también cumplen jornadas de descanso.

La ruta más corta hacia Estados Unidos es de 1,450 kilómetros pasando por los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Tamaulipas hasta llegar a Texas.

Los migrantes pidieron al Gobierno mexicano que se les facilitaran autobuses para llegar a la frontera con EE.UU. pero su petición no ha sido escuchada.

Una caravana anterior, conocida como el vía crucis migrante, se inició en marzo de este año y llegó a la fronteriza ciudad de Tijuana a finales de abril, prácticamente un mes después de su salida y su recorrido incluyó caminatas y traslados en autobuses.

Miembros de la caravana migrante demandan al Gobierno de Donald Trump

 ¿Cuáles son las razones detrás de la caravana?

El 6 de noviembre en Estados Unidos se llevarán a cabo elecciones legislativas en las que se renovará la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, además de gobernaturas y otros cargos estatales y locales. Un día antes de la entrada del primer grupo de hondureños, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, exigió al Gobierno mexicano detener la entrada de migrantes.

La caravana migrante está utilizada por Trump como un arma electoral con ideas radicales en contra de la inmigración, al igual que ocurrió en la campaña de las elecciones presidenciales cuando exigió al Gobierno mexicano detener el flujo de migrantes irregulares.

Trump ha acusado al Partido Demócrata de privilegiar las fronteras abiertas y las leyes débiles existentes y criticó que los presidente de Guatemala, Honduras y El Salvador hacen muy poco para detener este gran flujo de personas, “incluidos muchos criminales”.

Mientras que asociaciones ajenas al Gobierno que apoyan a los migrantes estiman que la cercanía de las elecciones del 6 de noviembre atrae más la atención sobre los problemas de inseguridad y pobreza de los centroamericanos en sus respectivos países.