El aporte y la habilidad para plantear sus posturas sobre el derecho al mar le valieron al Doctor Alfredo Martínez Moreno no solo lograr que las grandes potencias del mundo llegaran a un acuerdo sobre ese tema, sino que además desde ese momento fuera conocido internacionalmente como “el Héroe de Ginebra”, reseñó ayer la embajadora Elizabeth Villalta.
La diplomática recordó que el jurista salvadoreño fue nombrado presidente de la II Comisión sobre el Comité para la Utilización con Fines Pacíficos de los Fondos Marinos y Oceánicos más allá de los límites de la Jurisdicción Nacional (Comité Ad Hoc de los Fondos Marinos de 1967 a 1973 en Ginebra, Suiza ).
Agregó que no había consenso en lo que era la regulación de los estrechos internacionales.
“El Doctor Martínez Moreno con su sapiencia logró el consenso de las grandes potencias como los Estados Unidos, la Unión Soviética, Turquía, Noruega y él logró que se estableciera el derecho de navegación en los estrechos internacionales. Eso logró que se pasara a la Tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre el derecho del mar”, explicó Villalta.
“Si el Doctor no logra cerrar la agenda, no hubiéramos tenido la Tercera Conferencia sobre el derecho del mar y no tendríamos ahora una convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar. Por eso es que sus pares lo llamaron el ‘Héroe de Ginebra’, porque estas reuniones se llevaron a cabo en Ginebra, Suiza”, destacó la embajadora durante la presentación del libro: “América Latina y el Derecho del Mar”, con el cual los autores rinden homenaje a Martínez Moreno.
El libro
En el prólogo se encuentra definida parte de la esencia de este ilustre hombre que parte de su vida la dedicó a la diplomacia, el derecho internacional y a la docencia.
En la presentación de la obra se detalla que el Doctor Alfredo Moreno Martínez ha llegado en su vida a un punto en el que se le debe rendir un merecido homenaje y reconocimiento por su destacada labor profesional y su extraordinaria calidez humana. Como persona es, ante todo, un hombre honesto, prudente y de altos valores cívicos y morales, sereno, carismático, solidario y generoso.
Esos calificativos lo acompañan en su dilatada carrera profesional en la que ha destacado por ser un “hombre renacentista” que ha sabido proyectarse y brillar en numerosos ámbitos, ya sea en el académico, cultural, jurídico o diplomático.
En prólogo detalla que desarrolló su labor docente en las cátedras de Derecho Internacional y Derecho de la Integración. Ocupó por 37 años la Dirección de la Academia Salvadoreña de la Lengua.
Como jurista también alcanzó una de las más altas funciones que se pueden desempeñar en el país: fue presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Sin embargo, sin ninguna duda, donde su carrera profesional tuvo una mayor proyección internacional fue su faceta como diplomático, en la que, además de ocupar el alto puesto de Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, representó al país ante diversas organizaciones y foros internacionales.
El ilustre profesional fue agente de El Salvador ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya en el Diferendo Limítrofe, terrestre, insular y marítimo El Salvador, Honduras, Nicaragua Intervenido.