La Asamblea Legislativa realizó ayer la subasta de 13 camionetas que estaban asignadas a los miembros de la Junta Directiva, de las cuales logró vender 11 y dos no fueron adjudicadas.
Dichos autos de lujo fueron puestos a la venta, a través del mecanismo de subasta, a precios base que oscilaban entre $20 mil y $29,700, según las condiciones mecánicas de los automotores.
El presidente de la Asamblea Legislativa, Norman Quijano, fue el promotor de la subasta como parte de las medidas de transparencia y de austeridad en los gastos de los recursos de la institución.
Según dijo días atrás el también diputado de ARENA, la institución se estará ahorrando con la venta de esos automotores de lujo alrededor de $41 mil mensuales.
El gerente del Congreso, Gino Betaglio, quien fungió como miembro de la comisión de subasta, aseguró ayer que los recursos obtenidos por la venta de 11 camionetas fue de $313,600 y que el dinero irá al Fondo General de la Nación.
En la primera “puja” que se realizó se comenzó con un precio base de $25 mil, pero los ciudadanos interesados fueron ofreciendo más hasta que al final la oferta mayor llegó a $28,100. El ganador de la camioneta Land Cruiser roja aseguró que “tenía dispuesto $28 mil, pero 100 dólares más me parece que está bien”, dijo.
La segunda fue subastada por $26,500, cuyo precio base fue de $23,000.
La tercera camioneta fue la que logró el precio más alto en la subasta, pues por ella pagaron $31,500 y su precio inicial fue de $25,000. La de menor precio fue por $26,800.
De las 88 personas que retiraron la solicitud, al final solamente se inscribieron 24 que fueron las que participaron en la subasta de los autos.
Prohibiciones
De acuerdo a las bases de competencia que elaboró la Asamblea Legislativa para la subasta, no podían participar los diputados propietarios ni suplentes, tampoco los funcionarios ni empleados de ese Órgano Legislativ ni sociedades jurídicas ligadas a las personas antes citadas.
Tampoco se permitió la participación de familiares o con algún grado de parentesco con los funcionarios y empleados de la Asamblea Legislativa.
De hecho, por ese motivo el presidente del Congreso ni ninguno de los legisladores se hicieron presentes ayer en la subasta para evitar malas interpretaciones.
Como garantes de la transparencia de ese proceso, ayer en la subasta se contó con la presencia de delegados de la Corte de Cuentas de la República y del Ministerio de Hacienda.
El dinero recaudado con la venta de los automotores será entregado al Ministerio de Hacienda y pasará al Fondo General de la Nación.
Norman Quijano propuso días atrás que ese dinero fuera destinado a la compra de medicamentos o para otras carencias que tiene el país. “Queremos que lo obtenido tenga un uso que nos haga sentir que realmente valió la pena esta subasta”, manifestó.