“La historia ha consagrado al Dr. Guerrero como inmortal”

Correspondió a José Miguel Arévalo Rengifo, en representación de la familia, dar el discurso en el que resaltó la influencia del Dr. Guerrero

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Descendientes del Dr. José Gustavo Guerrero, posan en el que fue el despacho del jurista cuando presidió la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Foto EDH / Cortesía

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16 October 2018

En representación de la familia, correspondió a José Miguel Arévalo Rengifo, dar las palabras de agradecimiento por el bien merecido homenaje a su tatarabuelo el Dr. José Gustavo Guerrero en el Palacio de la Paz de la Corte Internacional de Justicia en La Haya, Holanda, la cual presidió.

“Hablar acerca de mi tatarabuelo ha sido una verdadera pasión personal desde muy temprana edad”, externó de entrada Arévalo Rengifo, quien se ha encargado de inmortalizar la vida y obra del ilustre salvadoreño, a través de la reseña biográfica “El salvadoreño que trascendió las fronteras: Dr. José Gustavo Guerrero”.

En su discurso ante el pleno de la Corte Internacional de Justicia y de invitados especiales, recordó que fue a través de los relatos de su bisabuela, Cándida Guandique de Guerrero, que conoció la trayectoria inigualable de su tatarabuelo, quien ha sido el único salvadoreño en presidir la Corte Permanente de Justicia Internacional y la ahora Corte Internacional de Justicia, ambas con sede en La Haya, Holanda.

Arévalo Rengifo dijo recordar con claridad que cuando niño escuchaba con asombro las anécdotas de su tatarabuelo y con inocente admiración se deleitaba observando los objetos y pertenencias del Dr. Guerrero que le fueron traídas a la familia en El Salvador desde Niza, Francia, donde falleció el 25 de Octubre de Octubre de 1958, a los 82 años.

Dijo que entre esas pertenencias hubo algo que le cautivó: “es un retrato de él, con su toga de juez Presidente de la Corte Internacional de Justicia”, misma que a 60 años de su muerte le rinde honores al notable jurista salvadoreño.

“Disfrutaba sentarme a ver el retrato y hacerle preguntas sobre él a mi bisabuela. Ella, entonces, me relataba con gran interés que el Dr. Guerrero había sido un diplomático salvadoreño y un jurista de talla internacional, que ocupó la presidencia de las dos cortes mundiales”, relató Arévalo Rengifo.

Ante la atenta mirada de los asistentes al homenaje, José Miguel reveló una de las anécdotas que su bisabuela le narraba sobre la imponente personalidad del Dr. Guerrero, que lo llevó a encarar al ejército nazi cuando llegó para intervenir el palacio de justicia de La Haya.

“Me comentó que había protegido valientemente al personal y el acervo de sentencias y opiniones consultivas de la entonces Corte Permanente de Justicia Internacional, ante la invasión a Holanda en 1940, cuando frente a este Palacio, él pronunció: “La Corte y su personal son inviolables. Solo sobre mi cadáver pueden tropas extranjeras penetrar al Palacio”. Por este y otros motivos, el Dr. Guerrero es el único salvadoreño que ha sido candidato en dos ocasiones al Premio Nobel de la Paz”, destacó Arévalo Rengifo.

Sabedor de que el legado del Dr. José Gustavo Guerrero no es patrimonio de la familia ni solo de los salvadoreños, sino de la humanidad, el tataranieto del más universal de los juristas salvadoreños se regocija de la inagotable inspiración que desde muy pequeño le prodigó la figura de su tatarabuelo.

“Para un niño salvadoreño, viviendo en el país más pequeño de América continental, el señor de los mostachos blancos se convirtió así en un héroe y en un modelo a seguir, al confirmarse en su indeleble figura que los grandes líderes mundiales no son exclusivos de las naciones más desarrolladas”, externó.

“Fue precisamente su legado el que marcó mi vida y me llevó a estudiar derecho y diplomacia”, agregó con notable orgullo Arévalo Rengifo.

“El Dr. Guerrero sigue vivo de forma palpable a través de sus obras y de sus fallos y sentencias, muchas de ellas inspiradas bajo este imponente Palacio de la Paz. La historia ha consagrado al Dr. José Gustavo Guerrero como un inmortal, ya que su labor y su pensamiento es imperecedero y grandioso”, manifestó Arévalo Rengifo, durante su discurso en La Haya.