Un representante de la arrocera afectada declaró ayer en el juicio contra Raúl Mijango y doce pandilleros que empresa pagó 335,000 dólares en extorsiones a las pandillas.
Relató que la compañía comenzó a ser extorsionada desde el año 2010 hasta el 2012, cuando pagaban 15,000 dólares mensuales como “renta descontrolada”. Lo anterior significa que cancelaban entre 25 y 175 dólares por cada camión distribuidor de productos que entraba a los sectores donde las pandillas tienen influencia o control.
Agregó que entre los años 2012 al 2014 cambiaron la forma de pago de la extorsión y que Mijango planificó una reunión entre los gerentes de la empresa y los cabecillas de las pandillas para negociar la manera de pago de la extorsión.
En esa oportunidad, dijo que acordaron que la empresa les daría 6,000 dólares en productos básicos para los cabecillas a nivel nacional. Rubén Antonio Rosa, uno de los acusados, era el encargado de recibir el producto de una pandilla.
La mara Salvatrucha (MS) vendía los productos a comerciantes en los alrededores del Mercado Central y la pandilla 18 en tiendas de las colonias donde tenían influencia, según las investigaciones de la Fiscalía. El dinero que obtenían lo invertían en la compra de armas de fuego, según las fuentes fiscales.
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El declarante aseguró que en el año 2014, los pandilleros cambiaron la forma de extorsión, pasando de entregar productos básicos a pagar en cheque los 6 mil dólares de extorsión.
Afirmó además que la empresa percibió pérdidas de 335,000 dólares. La cifra anterior corresponde al pago de las extorsiones desde el año 2010 hasta el 2017.
Un investigador de la Policía fue otro de los testigos que declararon ayer en el juicio contra Mijango.
El detective relató que en un registro hecho a la casa de Rosa hallaron gran cantidad de productos básicos de la empresa afectada.
Cuando le preguntaron a la esposa del imputado, ésta aseguró que los artículos eran de Mijango y que ella y su esposo solo lo distribuían en el Mercado Central de San Salvador.
También rindió su declaración un testigo considerado como clave en la investigación de la Fiscalía.
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Aseguró que en el año 2012, él era el cabecilla de una pandilla que extorsionaba a la arrocera ofendida. Reiteró que en ese mismo año se reunieron cabecillas de tres pandillas y dos representantes de la empresa a petición de Mijango para negociar el pago de las extorsiones