“Pedimos justicia y que se aclare este atroz asesinato (de Karla Turcios), por el bien de toda la comunidad salvadoreña y, especialmente, de sus compañeros que se dedican al periodismo en el país”, fue uno de los principales llamados que el abogado Demetrio Antonio Turcios, padre de la periodista asesinada, hizo ayer por la tarde durante la sepultura de las restos de su hija en un camposanto privado de San Salvador.
El clamor del progenitor llegó al punto de retar a las autoridades nacionales con que “si no pueden resolver este caso, que las instituciones internacionales investiguen y esclarezcan. Incluso el FBI (siglas en inglés del Buró Federal de Investigaciones de EE. UU.)”.
El abogado Turcios también pidió a los comunicadores que demanden ante las instancias nacionales e internacionales que les brinden su apoyo en la investigación para que este caso no quede en la impunidad.
Turcios solicitó a la sociedad salvadoreña en general para que se solidarice con su familia y se sume a este llamado para que autoridades se sientan obligadas a dar con los autores materiales e intelectuales del crimen que terminó con la vida de su hija, “porque yo, como padre, y la familia, necesitamos que se esclarezca el hecho y se llegue a una sentencia condenatoria a los autores materiales, como a los posibles autores intelectuales”.
Un amigo de la familia doliente pidió al vicepresidente Óscar Ortiz que “esclarezcan este asesinato, el gremio periodístico está corriendo peligro, quieren callarlo, y eso no lo debemos permitir; ella ha sido la sacrificada y la mártir del gremio”. Aunque autoridades y el medio para el que laboraba Karla han descartado que ella fuera asesinada por su condición de periodista.
Por su parte, Mario Huezo, el esposo de la periodista, dijo ya no tener fuerza ni energía para manifestar su dolor por perder a su pareja.
Recordó momentos especiales que vivió a su lado desde cuando pensaron en tener su primer hijo, quien ha quedado de seis años de edad y a quien no encuentra manera para consolar su tristeza.
“Mi esposa lo había enseñado a orar antes de dormirse y siempre estaba con él”; ahora el niño sigue sus oraciones pero pide que lo acompañe su madre y él “no puede sustituirla”, dijo Huezo.
Sus amigos le dijeron adiós
Al sepelio asistieron compañeros de trabajo y excompañeros de universidad; uno de ellos fue Jonathan, quien destacó tres cualidades importantes en Karla: “Su sonrisa, una mujer que siempre estuvo alegre, siempre sonreía; su segunda cualidad, dijo, era su amabilidad, hasta para pedir las cosas, como se dice en buen salvadoreño, tenía su gracia, su estilo. Y una tercera virtud que observé en ella, mientras estudiábamos, es que amaba el oficio más hermoso del mundo, que amaba el periodismo”.
Y añadió: “Ahora hay que recordarla como una gran amiga, a lo mejor la pregunta es: adónde estaba Dios cuando le arrebataron la vida a Karla, Dios estaba tomando lo que le pertenece”.
Un excompañero de La Prensa Gráfica afirmó que por “circunstancias de la vida y errores de muchos se están dando estos casos. Nos ha dolido mucho, cuando me dieron la noticia, sentí que me habían arrancado algo muy valioso o que me habían quitado a una hermana. Nos han robado parte de nosotros”.
El comunicador afirmó que estos hechos deben dejar en la mente de todas las personas valorar la vida, “porque realmente nos duele cuando nos quitan a una persona cercana, pero cuántas familias, cuántos padres han sufrido la perdida de un ser querido”.
“Jamás un padre debería enterrar a un hijo, sino debería ser lo contrario, siempre”, reflexionó.
Lee además: Periodista Karla Turcios fue asesinada a horas de desaparecer
Concluyó su alocución haciendo un vehemente llamado: “Gobierno de El Salvador, terminen bien su mandato, esclarezcan este asesinato, ella ya tiene un pedacito de cielo y está gozando con Dios, pero por favor, Gobierno de la República, esclarezcan este asesinato”.
La periodista Karla Turcios, de 33 años, tenía cinco años de laborar para La Prensa Gráfica y se desempeñaba en El Economista.
El sábado pasado, por la mañana, al parecer fue sacada con engaños después de las 12:30 del mediodía para ser asesinada por asfixia. Tras varias horas de desaparecida, sus restos fueron localizados en Santa Rosa Guachipilín, en Santa Ana. Su cadáver fue levantado como no identificado, hasta el domingo en que su pareja la identificó en Medicina Legal.