El exviceministro de Seguridad salvadoreño Inocente Montano, quien fue extraditado la semana pasada desde Estados Unidos para ser juzgado en España por su implicación en los asesinatos de cinco jesuitas españoles ocurridos durante la guerra civil de El Salvador (1980-1992), únicamente será procesado por el delito de terrorismo y no por crímenes de lesa humanidad.
Antonio Alberca, abogado del coronel en situación de retiro, explicó que España hizo una solicitud a Estados Unidos para extraditar a Montano por ambos delitos pero, tras analizar la petición, las autoridades del país norteamericano avalaron entregarlo para que respondiera solo por el delito de terrorismo, el cual se castiga con una pena máxima de 30 años de cárcel.
Por esta razón, en España no se le podrá iniciar ningún proceso atribuyéndole cargos relacionados con delitos de lesa humanidad.
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El defensor señaló que con las pruebas intentarán desvirtuar la tesis de que la conducta de Montano “encaja” en los delitos de terrorismo, porque “él pertenecía a la Fuerza Armada, no a ninguna organización terrorista. Hay que ver si ese tipo delictivo que se le pretende atribuir encaja en el concepto de terrorismo”.
Montano compareció el lunes ante el juez de la Audiencia Nacional de España, Manuel García Castellón, y declaró que el 15 de octubre de 1989 asistió a una reunión de la cúpula militar y afirmó que en ese encuentro se acordó el plan de acción del Ejército para luchar contra la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que en ese momento desarrollaba la “Ofensiva hasta el Tope”, una incursión armada que afecto zona urbanas en el país.
Al día siguiente, un grupo de militares incursionaron en la Universidad Centroamericana (UCA) en El Salvador y mataron a los cinco sacerdotes jesuitas españoles, entre ellos el entonces rector Ignacio Ellacuría, y otros tres ciudadanos salvadoreños.
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Según su versión, que consigna la agencia Efe, él nunca escuchó en esa reunión ninguna orden de matar a los jesuitas que estaban mediando en el conflicto.
Montano se desvinculó de las operaciones del Ejército contra la guerrilla porque él, como viceministro de Seguridad no estaba encargado de las Fuerzas Armadas sino de las de seguridad: Policía Nacional, Guardia Nacional y Policía de Hacienda, que operaban en ese entonces, y señaló que el jefe de las Fuerzas Armadas en ese momento era Cristiani, a quien no dio ninguna responsabilidades en el asesinato.
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