El director ejecutivo de 3D, Marlon Anzora, comparte su valoración sobre los resultados observados durante el proyecto.
¿Cuál es el principal logro de 3D?
Creo que fue sentar en la misma mesa a personas que representaban y vivían ideas distintas para debatir los temas que exactamente los dividían. Es decir, sentar en una mesa a personas representantes de sectores religiosos como el Opus Dei o a personas trans o del colectivo LGBT para hablar de matrimonio igualitario, sin que esto generara mayores traumas, creo que fue el principal logro. Pero además, es un logro el hecho de que estas personas valoren el poder escuchar al otro a pesar que saben que representan posturas que incluso pueden negar su condición, de alguna manera. La metodología que creamos fue sencilla pero muy útil.
¿Es correcta la percepción de una cultura salvadoreña cerrada al diálogo?
Se necesita de metodología y de impulso. Entramos luego de 1992 a un proceso democrático pero ni los partidos políticos ni el sistema educativo en general fomenta el debate. Hay pocos espacios para que los jóvenes debatan en general, para que los estudiantes debatan. Uno no se hace más tolerante leyendo un libro, sino en la medida que pasa por procesos que permiten compartir con personas que viven y piensan diferente a uno y que está expuesto a este tipo de formatos. Sin embargo, creo que el sistema educativo -sobre todo el público, pero también el privado- a pesar que debería ser un espacio natural de diálogo, no lo es. Todavía estamos con un esquema vertical del profesor que dicta y del alumno que tiene que recibir.
¿Cuáles son las primeras organizaciones que deben adoptar esta metodología?
Me encantaría ver que los profesores la utilizaran. Inevitablemente hay que abrir el sistema educativo a más formatos de debate y de diálogo. En la medida en que salimos al interior del país nos dimos cuenta que los jóvenes tienen menos espacios donde pueden exponer sus puntos, ves más timidez.
Nuestro sistema educativo no está haciendo lo que debe de hacer. Tampoco los partidos políticos están haciendo lo que deben hacer; deberían tener sus propios espacios de debate interno. Los medios de comunicación pueden hacer mucho en esto. Me encantaría ver que las organizaciones juveniles la adopten, que las iglesias mismas la adopten.