Aumentan homicidios de líderes comunales

En lo que va del año han sido asesinados al menos diez dirigentes de ADESCOS. Uno en Ayutuxtepeque y otro en San Miguel, el domingo, son los dos casos recientes.

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La noche del domingo, fueron ultimados dos representantes comunales en Ayutuxtepeque y San Miguel. Foto EDH/ Archivo

Por Edgardo Hernández

23 October 2017

Trabajar para la comunidad se ha convertido en un trabajo de alto riesgo en el país. Eso parecen indicar las cifras de presidentes de ADESCO asesinados y que suman al menos una decena en lo que va de este año.

El más reciente crimen de dos dirigentes comunales no solo engrosan la lista, sino que dadas las circunstancias en que ocurrieron los crímenes y los sospechosos de ejecutarlos, refuerzan la hipótesis de que el trabajo que desarrollan estos líderes riñe con los intereses de estructuras que delinquen y tienen control territorial en colonias y barrios.

Entre la noche del domingo y la mañana de este lunes, se han cobrado la vida de un hombre y una mujer que dirigían las asociaciones de Desarrollo Comunal (ADESCO) en Ayutuxtepeque, San Salvador, y El Tránsito, en San Miguel, respectivamente.

Roberto Hernández Ramos, de 59 años, era presidente de la ADESCO en Ayutuxtepeque, y murió a balazos la noche del domingo anterior en la colonia Santa Rita.

El dirigente comunal había salido de su casa a comprar a la tienda sus alimentos para la cena, los cuales quedaron esparcidos en la escena del crimen.

Lo atacaron personas desconocidas, explicó la Policía varias horas después del homicidio y añadió que hasta ayer no contaban con indicios de por qué fue asesinado.

Según un jefe policial, no se sabe quiénes fueron la atacantes pero afirmó que en esa colonia hay presencia de la mara Salvatrucha (MS).

Según algunos vecinos, Hernández Ramos era un activo trabajador por la comunidad y entre sus últimos proyectos

que dejó a medias está la reparación de uno de los pasajes de la colonia Santa Rita.

La Policía afirmó que la víctima fue socorrista de la Cruz Verde, aunque esta entidad de socorro lo negó.

Un vecino, quien prefirió no identificarse, indicó que Hernández Ramos empezó en el cargo de presidente este año,

y que pese a su reciente asunción en ese cargo ya había conseguido hacer algunas obras en la colonia.

Uno de sus triunfos

fue la coordinación de celebraciones alegóricas como el Día de las Madres, el Día del Niño en la colonia Santa Rita, aunque estaba planificando con la directiva la reparación de la calle del pasaje de la colonia.

“La calle solo está pavimentada a la mitad, porque la otra está en la tierra, es un problema cuando llueve, había dicho que quería completar ese tramo, solicitando

el apoyo a la alcaldía”, el vecino.

Otro lugareño afirmó que a Hernández Ramos le gustaba

reparar electrodomésticos, su ocupación desde hace ocho años.

Asesinato en El Tránsito

Mientras en el oriente del país, en el municipio de El Tránsito, otra dirigente comunal fue asesinada.

Vilma Concepción

Pereira, de 45 años, fue atacada con arma de fuego en la mañana del lunes, en el caserío Bado Marín, cantón Moropola, de El Tránsito, San Miguel.

La víctima era la presidenta de la Asociación de Desarrollo Comunal (ADESCO) del lugar.

Según las autoridades, hasta ayer se manejaban dos versiones sobre la muerte de la señora. Una de ellas

es que la mujer fue privada de libertad el sábado como a las 11:00 de la noche por varios desconocidos y que estos, de forma violenta, se la llevaron con rumbo desconocido.

La segunda versión es que los sujetos llegaron a la vivienda de la víctima a eso de las 11 de la noche y la sacaron para luego matarla en la calle.

El cuerpo fue localizado en la calle principal del caserío, a pocos metros de su residencia. Por el momento, la Policía también dice desconocer el móvil del homicidio.

La mujer tenía muchos años de residir en el caserío, trabajaba por el desarrollo de las comunidades y participaba en reuniones con las diferentes instituciones del Estado.

Pero según lugareños, Pereira pudo haber sido asesinada por las gestiones que realizaba con la Policía para que se realizaran programas de prevención de la violencia en la comunidad. También afirmaron que por esas razones había sido amenazada.

Ambos líderes comunales también pasaron a engrosar la lista de víctimas, que desde septiembre han venido al alza. El domingo se registraron 27 muertes violentas, mientras que ayer se contabilizaban 8 hasta las 8 de la noche.

Varios casos este año

En el transcurso de este año suman al menos diez dirigentes de ADESCO asesinados.

En la generalidad, sus historias tienen un denominador común: en su entorno de trabajo operan estructuras de pandillas, habían sido amenazados o desarrollaban proyectos que no gustan a las maras.

En septiembre, Guillermo de los Santos Cardona, servía en su comunidad y terminó siendo víctima de delincuentes. Lo calificaron sus vecinos como un hombre muy colaborador y, aunque no era el presidente de la directiva de la lotificación San Antonio, en Izalco, trabajaba en proyectos de ayuda desde la comunidad católica Inmaculada Concepción de María.

La pandilla lo asesinó porque creían que era el informante de la Policía, algo que sus familiares desmintieron.

En agosto, dos dirigentes vecinales fueron asesinados en cantón El Porvenir, en Concepción Batres,

Usulután.

Julio Neris Orellana y Jesús Efraín Rivera, de 62 y 60 años, respectivamente, eran reconocidos en su comunidad por

impulsar el deporte.

Según informó la Policía, Rivera se conducía en su bicicleta cuando fue atacado por cinco sujetos con armas largas. Luego, estos mismos sujetos se dirigieron a la vivienda de Orellana, y lo mataron.

La Policía aseguró que tenían información de que los asesinos de los dos líderes vecinales eran miembros de la Mara Salvatrucha y que estaban tras la pista de ellos.

En agosto se informó de otro dirigente de ADESCO que moría de forma violenta en el cantón El Progreso, de San Miguel. Se trató de Rafael Cruz, de 60 años, quien en el momento del ataque se dirigía a trabajar en sus cultivos.

Un pariente de la víctima dijo que lo habían matado porque estaba impulsando proyectos

que “perjudicarían a los pandilleros” que operaban en el sector y que algunas personas “le tenían envidia”.

Sin embargo, la policía aseguró que desde hace dos meses el agricultor había recibido amenazas de muerte sin detallar al respecto para no entorpecer las indagaciones.

En junio, otro crimen ocurrió en calle al Arenal, de la colonia Los Ángeles, en Soyapango, al oriente de la capital. José Julio Vásquez, de 64 años, fue atacado por cuatro hombres a las 5:30 a.m. cuando detuvo la marcha del pick up

para pasar un túmulo.

En el lugar quedaron múltiples casquillos de calibre 9 milímetros, 0.45 pulgadas y 5.56 milímetros.

Sobre las razones del crimen se manejó dos versiones: una que por presidir la ADESCO de El Limón le habían solicitado pandilleros usar la casa comunal para una actividad, pero él le había dado largas a esa petición.

La otra hipótesis es que Vásquez tenía un hijo que trabajaba en la División Antinarcóticos de la Policía.

En abril, también atacaron a otro ciudadano, German Nerio, quien trabajaba para la comunidad a través de la coordinación de la comisión comunal de Protección Civil de El Boquerón, en Santa Tecla.

Una semana antes había sido asesinado otro líder comunal en el cantón Las Trancas de Ozatlán, en Usulután. Jorge Santos Torres, de 41 años, fue acribillado mientras cruzaba un río.

Ni en el caso de Nerio ni en el de Torres se supo alguna razón por la que fueron asesinados, si su trabajo o proyectos que impulsaban en la comunidad afectaban intereses.