Maras y vigilantes se disputan el control del centro de San Salvador

Dar seguridad a vendedores de los mercados Central y Sagrado Corazón y calles aledañas es un negocio rentable para vigilantes. Maras sacan su tajada.

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San Salvador 19-03-17 Despues del asesinato de un vigilante y cinco vendededores del Mecado Central, habian suspendido los servicos de la Agencia Privada de Vigilantes Avinces y se encargaba de la vigilar el CAM y la PNC. Pero los vendedores no estan de acuerdo con esta resolucion y hablaron con el Alcalde de San Salvador Nayib Bukele y llegaron al acuerdo que continue la Vigilancia Privada. EDH. Lissette Monterrosa

Por Focus

08 June 2017

Seis personas, entre vigilantes y supuestos pandilleros, fueron cayendo una a una abatidas a tiros en solo una mañana en el corazón de San Salvador, el 15 de marzo pasado.

Esto quizá sea solo una muestra evidente, en medio del caos y el bullicio del centro capitalino, de una guerra que se libra día a día entre grupos de pandilleros y de vigilantes y que pasa inadvertida para la mayoría. El motivo: el control territorial para garantizar el ingreso de dinero.

Unos lo hacen a través de la “renta”, la extorsión; los otros, por medio de pagos diarios para garantizarle a los comerciantes protección ante la delincuencia.

Así, el mapa está distribuido de tal manera que en algunos puntos los ingresos no solo están asegurados, si no que son mayores.

Un vigilante asignado a la zona de los mercados Sagrado Corazón y Central lo describe así: “Con decirle que yo en tres meses que estuve en una zona buena, recogí el dinero para hacer mi casa”.

A pesar de los beneficios, el vigilante (un exmilitar) reconoce que el riesgo ha aumentado en los últimos tres años, debido al enfrentamiento con los pandilleros.

 

Una zona en disputa (con doble control) es donde están las grandes ventas de granos básicos (maíz, frijol, arroz…) y de ventas de llantas para automotores, al norponiente del Mercado Central. Los dueños de esos negocios pagan por seguridad y pagan extorsión, grandes sumas, a la mara Salvatrucha (la MS-13), a miembros de la clica Centrales Locos Salvatruchos.

Lo mismo ocurre con los vendedores del mercado Sagrado Corazón, aledaño al mercado Central, donde un puesto de venta de bisutería debe dar cincuenta centavos o un dólar cada día como pago de “vigilancia”, pero cada sábado también debe entregar cinco dólares en concepto de “renta” a grupos de pandillas a cambio de no atentar contra la vida del comerciante o de sus empleados.

Y la misma persona que pasa cobrando el pago de la “vigilancia” es, casi siempre, quien también recolecta el pago de las extorsiones, aseguran diversas fuentes de El Diario de Hoy.

Tanto en el caso de los auténticos vigilantes como en el de los seudovigilantes, el negocio es apetecido, si se toma en cuenta que a un vigilante de una empresa privada le pagan entre 100 y 125 dólares quincenales, mientras que quienes vigilan los mercados o las calles ocupadas como tal podrían hacerse un sueldo cuatro o cinco veces más que esa cantidad.

En el caso de las pandillas, recoger la extorsión en esos lugares no implica mayor riesgo, a pesar de que todos los vendedores y vigilantes auténticos saben cuándo, a qué hora y quién va a pasar por el dinero. Y los policías asignados a proteger a los vendedores, también lo saben.

0.25, 0.50, un dólar…

En la zona en donde el pasado 15 de marzo ocurrió una balacera en la que seis personas murieron ese mismo día y una más murió una semana después, entre éstos dos vigilantes y cinco presuntos miembros de la MS-13, operan la pandilla 18 del ala revolucionaria y la clica Centrales Locos Salvatruchos.

En esa área considerada bajo control por la 18R hay vigilancia por parte de Avimce (Asociación de Vigilantes de Mercados y Centros Comerciales), que cada día y cada noche desplaza a decenas de sus miembros para la custodia en el interior del Mercado Central y en algunas calles inmediatas a éste que son ocupadas como mercado, según lo explicó Salvador Hernández Pineda, representante legal de ese conglomerado de vigilantes.

Avimce tiene 176 socios y entre todos son responsables de la seguridad en el interior de los mercados Central, San Miguelito, Modelo y de varios tramos de calles y avenidas inmediatas a los mercados Central y Sagrado Corazón.

Los vigilantes de Avimce no reciben un salario como tal de parte de la asociación, si no que son ellos mismos los que recogen su paga cada día de lo que cada vendedor les aporta. No hay una tarifa establecida en algún contrato de servicio o algún reglamento, sino que la cantidad que pagan es casi un acuerdo tácito entre vigilantes y vendedores.

Por ejemplo, una persona que solo tenga un canasto o una carretilla con mercadería, cualquiera, solo les entrega 25 centavos de dólar; quienes tienen un puesto formal, es decir, estacionario, pagan 50 o 75 centavos; la persona que tiene uno o más puestos y que deja mercadería en los mismos, les da un dólar o un dólar con 25 centavos.

“Eso es viejísimo, pero cuando agarraron más fuerza fue cuando nos hicieron la ofensiva contra nosotros en 2014”, asegura un vigilante de Avimce, veterano de patrullar las calles-mercado del centro de San Salvador y, según comenta, conocedor de todos las transas que hay en los alrededores de los mercados Central y Sagrado Corazón.

A ese grupo de vigilantes, tanto vendedores como guardias de seguridad de Avimce, los conocen como “Los vigilantes del Tamagás” o “Los vigilantes de la empresa del Tamagás”. Les dicen así porque, según las fuentes, Tamagás es el alias de un reconocido miembro de la MS-13 que supuestamente es dueño de ese negocio que no está legalizado, a pesar de las funciones que desarrolla.

En los registros consta que ese hombre sufrió un ataque armado en diciembre de 2016 en los alrededores del mercado Central, tras lo cual, uno de sus hijos fue alcanzado por las balas y quedó incapacitado para movilizarse.

Las fuentes señalan que el Tamagás es apoyado por otros cabecillas como El Canegüe, el Piwi, el Trompudo y el Duende. Este último salió de la cárcel hace un par de meses, en tanto que el Piwi resultó lesionado de bala el pasado 15 de marzo y está en prisión preventiva por el homicidio del vigilante que murió ese mismo día.

 

Los vigilantes de Avimce entrevistados por este Periódico aseguran que conocen bien al Tamagás. Poco después de 2014, tras la serie de asesinatos de vigilantes de Avimce, según las fuentes, intentó hacer las paces.

“Estábamos en una reunión cuando le cayó una llamada al jefe (Hernández Pineda). Era el Tamagás quien le dijo que la agarrara al suave, que ya no iban a matar compañeros. Pero el jefe le dijo que como ya miraban la cosa seria querían hacer tratos; el jefe le dijo que no podían hacer ninguna tregua por las cosas que se habían dado (matar 11 vigilantes solo en 2014), y que como Avimce no podíamos hablar de tregua porque nosotros no estábamos a favor ni de una pandilla ni de otra”.

El supuesto acuerdo al que el Tamagás quería llegar con Avimce era que los de la MS se iban a meter al Mercado Central, pero que no iban a buscar problemas con los vigilantes y tampoco iban a extorsionar a los vendedores. No hubo tal acuerdo.

Desde 2014, la empresa de vigilantes del Tamagás consolidó su presencia en algunas calles y avenidas ocupadas como mercados, así como en el mercado Sagrado Corazón, donde cada sábado pasa la Avispa recogiendo la renta.

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Los cómplices

Los policías saben perfectamente quiénes son los pandilleros que recogen la “renta”, quienes son los vendedores que les colaboran, los pandilleros que se disfrazan de vendedores para controlar sus territorios y mantener a raya a los intrusos; saben quienes son los que vende armas y quienes venden droga. Eso dicen tanto vendedores como vigilantes.

¿Por qué no hacen nada contra todas esas personas? Hay varias respuestas: sostienen los que conocen la zona que algunos policías extorsionan a los vendedores de armas y drogas; llegan de noche a recoger el dinero que faculta a los traficantes de drogas y armas a trabajar “en paz”.

“En la 29a. (Avenida Sur) hay bastantes que venden droga. Los policías llegan, se saludan de mano (en ese saludo reciben dinero), se llevan su pata de cheje (soborno) y se van. Si usted viera cómo es por aquí. Uno porque no les puede tomar fotos (para no meterse en problemas)”, afirma un vendedor de calzado.

Otros policías están de acuerdo con los pandilleros. Por alguna o más razones. Sostienen relaciones sentimentales con hermanas o madres de pandilleros.

¿Pero hay policías que trabajan bien?. Sí los hay. A estos los pandilleros los mantienen bien controlados con sus colaboradores.

En el sector que es vigilado por los vigilantes de la empresa del Tamagás, hay por lo menos 10 dulceras y cuatro lechugueros que hacen labores de vigilancia. De los lechugueros eran más pero los han ido matando poco a poco, indica una fuente.

En el sector de los 18, también hay vendedores de dulces que andan con cajas de caramelos y gabachas, controlando que los MS no se metan a sus territorios. Los pandilleros más reconocidos de esa agrupación son el Tierno, el Mosca, el Wishky y el Máuser.

Asesinatos de vendedores

Las noticias informan muchas veces sobre asesinatos de vendedores, mujeres y hombres, en los alrededores de los mercados Central o Sagrado Corazón. De acuerdo con las fuentes, allí no matan sin razón.

Muchas vendedoras son asesinados por miembros de pandillas porque a veces se quedan con el dinero de las extorsiones o sospechan que están siendo desleales a la agrupación criminal.

Por eso mataron a una mujer nicaragüense a principios de 2016. Era colaboradora de la MS-13, indican los informantes.

En las lista también se incluyen a supuestos líderes de vendedores callejeros, comerciantes, colaboradores.

Todos víctima de un complejo sistema de protecciones, sospechas y traiciones.