Policía detiene a sujeto de negro y con un rifle de alto poder por extorsión de distribuidores y comerciantes

Sujeto obligaban a distribuidores a desviarse por una vía que comunicaba la Troncal del Norte con Suchitoto para luego extorsionarlos

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Por Jaime López

04 June 2017

Tras una investigación y apoyados de servicios de inteligencia, la Policía localizó y capturó a un supuesto cabecilla de la pandilla 18R. quien al parecer se dedicaba a extorsionar junto a una peligrosa banda de sujetos armados a distribuidores que se movilizaban en la Troncal del Norte y a comerciantes asentados en la calle que comunica esta importante vía con Suchitoto en Cuscatlán.

El imputado fue identificado como Marlon Emilio Ramírez Pérez (24) alias Gato o Piche, "es el palabrero de la célula de la pandilla 18R, que delinque en un área del poniente del municipio de Suchitoto, en el paracentral departamento de Cuscatlán", detalla el despacho policial.

El sujeto fue localizado en la vía secundaria que conecta con la carretera Troncal del Norte, en la jurisdicción del municipio de Aguilares, al norte del departamento de San Salvador.

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Con la información del modos operandi de esta estructura (tras indagaciones e inteligencia), un equipo de la Fuerza Especializada de Reacción El Salvador (FES), sorprendió al presunto cabecilla de la banda de extorsionistas, quien se hallaba vestido de negro,"y sin darle tiempo para reaccionar y atacar a la unidad con el fusil M16 y abundantes pertrechos que portaba", lo arrestó.

El procedimiento de detención se realizó en el caserío Apolinario Serrano, del cantón Buena Vista, lugar en el que las autoridades le decomisaron al cabecilla un rifle de alto poder, junto con tres cargadores y aproximadamente un centenar de cartuchos del calibre del fusil.

Investigaciones detallan que Ramírez Pérez, en ciertas horas y en determinados puntos de la carretera secundaria junto a sus demás compinches fuertemente armados, se acercaban a los vehículos comerciales y los obligaban a desviarse por ese tramo de vía asfaltada para acortar distancia, para luego exigirles el pago de la extorsión.

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En otro momento, los delincuentes se desplazaban hacia las pequeñas tiendas de los caseríos aledaños a la calle, y a las fincas del sector, para demandarles el pago de la extorsión.

Falta por comprobar si, al momento de la aprehensión, Ramírez Pérez esperaba por su banda, o si sus mismos compinches, al detectar la presencia de la unidad élite, desistieron del ataque, y más bien prefirieron dejaron solo.