Pandillas funcionan en El Salvador con más capacidad, dice analista

Investigadores presentaron en Washington un estudio sobre las pandillas en el “Triángulo Norte”.

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Las pandillas son por ahora el principal problema asociado a la inseguridad.

Por Tomás Guevara

25 May 2017

“El Salvador es el país donde la pandilla funciona con mayor capacidad”, la frase es de Ana Glenda Tager, experta regional de la organización Alianza Interamericana por la Consolidación de la Paz, Interpeace, y parte del equipo investigador de un informe presentado esta semana en la sede de Diálogo Interamericano en Washington DC, sobre estos grupos criminales.

El informe es una aproximación al contexto actual de las maras, grupos ligados a las altas tasas de violencia en la región del Triángulo Norte de Centroamérica (donde están dos de las ciudades más peligrosas del mundo: San Salvador y San Pedro Sula).

De acuerdo al estudio presentado en Washington, El Salvador, es el país donde la pandilla funciona con mayor capacidad pandilleril, y eso incluye el accionar tanto de la MS-13 como la pandilla 18. Tager advierte que hay un mayor nivel de sofisticación en una de las dos agrupaciones. La Fiscalía General como la Policía Nacional Civil manejan la hipótesis que en el país hay una mayor presencia de la salvatrucha.

Menores ligados a pandillas fueron detenidos por impedir circulación territorial

La investigadora dice que en el caso de El Salvador encontraron que son las maras las que están directamente relacionadas con el tema de las extorsiones. La misma hipótesis manejan las autoridades.

Pandilleros y depredadores

El investigador Steven Dudley, co-director del centro de análisis InSight Crime con sede en Washington, dice que “el problema de las extorsiones es que ha evolucionado a ser cada vez peor, con mayor sistematización, más profesional y con más personas que pasan a engrosar las listas de víctimas de extorsión y esto divide a la sociedad de esos grupos. Al ver a los pandilleros como depredadores y la gran muestra de esto es la extorsión, y cambiar esa dinámica será muy difícil de resolver”.

Según Dudley, otro de los hallazgos es que el fenómeno de la violencia y las pandillas está muy asociado a la figura masculina en la región centroamericana. “Es un modo de vida con un carga muy negativa del trato a las mujeres, incluso dentro de la pandilla”.

De acuerdo a Tager, cuando se aborda el tema pandillas se le trata de dar soluciones a su criminalidad asociada; “pero el problema es que esto no es un fenómeno solo criminal, sino que tiene otros componentes sociales que es muy importante tomar en consideración, sobre todo por la relación que tienen las pandillas con las mismas comunidades y las interacciones familiares que fluyen en esos entornos”.

Sobre el accionar de estos grupos en Guatemala, los investigadores encontraron que “hay más relaciones entre las pandillas con otros grupos criminales que operan”.

Eso es para tener una especie de complementariedad respecto a los mercados (de droga, tráfico de armas y otros ilícitos) con otros grupos de delincuentes.

En el caso de Honduras es otro problema mayor porque el caso de la narco actividad está muy presente y eso también da unas aristas específicas al fenómeno en especial en la costa norte. De ahí que la zona de San Pedro Sula y la región costera de La Ceiba son de las que tienen las más altas tasas de criminalidad.