A pesar de patrullaje militar persiste el temor en La Campanera

Pandillas están escondidas o escaparon. Soldados y policías apostados en diversos puntos. Autoridades registran a personas y vehículos que ingresan a las colonias aledañas. Aún no hay capturas ni decomisos.

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Las fuerzas de seguridad están apostadas 

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28 April 2016

En la entrada al reparto La Campanera, al norte de Soyapango, hay una tanqueta y un retén militar y policial; todo vehículo o transeúnte  (sospechoso)  que va hacia el interior de esa zona, debe ser sometido a rigurosos registros.

Más adentro de La Campanera se observa un ambiente silencioso, pero poco tranquilo; no se ve el tradicional patrullaje de los policías y soldados pero tampoco hay grupos de pandilleros que antes eran frecuentes en esquinas o en algunas casas.

En los pasajes solo se ve caminar a los vendedores ambulantes y los habitantes.

En la calle principal los distribuidores de gas propano y otros artículos descargan sus productos y abastecen las tiendas, sin aquel constante  acoso de los grupos de maras del que eran víctimas.


Vea la galería de imágenes en el siguiente enlace:  Poca presencia militar y policial en La Campanera


Una señora confiesa que comparado con tiempo atrás, la situación ha cambiado.  “Los muchachos (pandilleros) están escondidos o se han ido huyendo”, dice una mujer que recorre todos los pasajes promoviendo su venta.

Dice que de dos a tres veces hay movimiento de las autoridades en la zona, pero durante el día hay una patrulla que está constantemente patrullando.

De repente  un sujeto (de unos 15 a 17 años) con un celular transita en la zona, pero que de momento desaparece. Al parecer éste no hace más que labor de “antena” o vigilar el movimiento de extraños o autoridades en el sector, pero sin intervenir como sucedía.


A la consulta, cómo ha visto la situación después del despliegue? Una de las habitantes manifestó que ha mejorado un poco en cuanto a seguridad. Cuando la señora quería extenderse y comparar la actualidad con lo que era hace unos días, antes del despliegue, se frena, se sonríe con nervios y se calla.

Más que entendido, la lugareña sabe que todavía no es tiempo de cantar victoria, el peligro y el riesgo  aún está latente en La Campanera.

“No podemos hablar”

Un grupo de motoristas de la ruta 49 y 41D juega naipes, baraja o cartas sobre una mesa de cemento, pero cuando son interrogados sobre el fenómeno que los rodea, su repuesta es clara y precisa, “no podemos hablar de eso”.

Entre tanto una tanqueta se moviliza de arriba a abajo en la pendiente de la colonia. Su movimiento es suave y se detiene para verificar que ningún extraño corra o intente esconderse de su mirada.

La población de La Campanera reconoce el cambio en seguridad y paz que han empezado a experimentar, pero  a solo dos o tres días de la presencia de las Fuerzas de Intervención y Recuperación Territorial es muy poco para aventurarse.

Más adelante rumbo al cantón El Limón a solos unas cuadras de La Campanera hay otro retén donde también hay registros.

 A metros de ellos hay una propiedad donde hay una especie de campamento.

En el interior del parque  municipal Chantecuán, se ubica un puesto de mando  militar donde se dan los relevos de la tropa, descansan y preparan sus alimentos.

Ahí se ubican las tanquetas y los vehículos que utilizan para desarrollar su labor.

Los policías y militares tienen claras directrices a no brindar mayor información de la operación.

Un subinspector que supervisaba la zona dijo que no estaba autorizado a rendir ninguna declaración que para ello había un mando y era el que podía hablar del tema.

Pero se buscó y no fue posible localizarlo. Lo cierto fue que un agente manifestó que a más de 48 horas de puesto en marcha las fuerzas de intervención y recuperación territorial, no se reportaban capturas, decomisos  de armas o drogas relevantes.


Prácticamente, la presencia de los oficiales lo que había reflejado es más seguridad para los ciudadanos honrados y trabajadores. Un equipo de El Diario de Hoy realizó un recorrido el miércoles y este jueves por varias colonias aledañas para verificar el comportamiento en la zona.

 Además de La Campanera se recorrieron las colonias San José, Montes de San Bartolo, Las Margaritas  y Bosques de Prusia.

El ambiente observado en todas las colonias fue el mismo;  no se veían patrullajes conjuntos entre policías y militares ni grupos de pandilleros.

Un residente de Montes de San Bartolo relató que desde hace unas semanas, antes del despliegue de los grupos de Fuerzas de Intervención en la zona ya se observaba una disminución en la actividad pandilleril.

Afirmó que varias semanas antes grupos de pandilleros rivales llegaban con fusiles M-16 y AK-47 a realizar grandes balaceras que en algunos casos dejó muertos y lesionados. Luego de la supuesta tregua que las pandillas anunciaron, los ataques disminuyeron.  El habitante considera que la relativa calma que se experimenta en la zona tenga que ver con el despliegue de las Fuerzas de Intervención. 

En los últimos días, el residente manifestó que solo se observan sujetos que ingresan a Montes de San Bartolo como vendedores de desinfectantes, al parecer pandilleros contrario, solo a medir la situación de la zona.

En Montes de San Bartolo hay una subdelegación policial pero que a juicio de otros habitantes no garantiza mayor seguridad, porque a una cuadra de la sede hay maras que vigilan cuando una patrulla sale y el destino que lleva.

Toda esa información se la están proporcionando a sus demás compinches para no confiarse y ser capturados.

La zona de La Campanera y puntos aledaños está rodeada de barrancas, quebradas y matorrales hacia donde corren los grupos de pandillas cuando son perseguidos por la autoridad, manifestó el lugareño.