El Día de la Tierra se celebra cada 22 de abril en cientos de países. La dedicación de la fecha se dio en Estados Unidos a finales de los años 60 y principios de los 70, cuando políticos y estudiantes universitarios empezaron a tomar conciencia de los efectos nocivos que las actividades humanas dejan en nuestro único hogar en el universo: el planeta Tierra.
Los fundadores pusieron en la relación que los seres humanos tenemos con otras especies de flora y los graves efectos de la contaminación del medio ambiente.
Entonces nadie conocía el concepto del calentamiento global, del cual se empezó a hablar en los años 80, con la aparición de agujeros en la capa de ozono que protege la vida, de los efectos de los rayos solares. Hoy en día, cada vez menos personas dudan sobre esta realidad, gracias a los esfuerzos de científicos y activistas ambientales.
Vea las impactantes imágenes de la contaminación ambiental en El Salvador
Por ejemplo el pasado marzo, a nivel mundial, fue el mes más caliente desde hace 100 años, cuando se registraron temperaturas similares, pero en promedio un grado celsius menos que las de este año.
Probablemente nuestro país contribuya poco al calentamiento global porque no es grande, ni tiene grandes industrias y tampoco mucha población, pero sin duda, el alto grado de vulnerabilidad a inundaciones, sequías y otros desastres naturales, hace que sea un tema que nos concierne muchísimo.
Desde el punto de vista del medio ambiente, en el cual se desarrolla la vida de todos los salvadoreños que vivimos en el país más densamente poblado de América, el daño indiscriminado que hemos ejercido a la naturaleza, nos pasa la cuenta. No hemos sido capaces de pensar en el patrimonio natural que dejamos a las próximas generaciones. Hemos arrancado de cuajo casi todos los bosques nativos.
Además, en las ciudades respiramos aire contaminado por buses y automóviles, sin control de las autoridades.
El daño causado a la naturaleza es severo y es momento de que cada persona tome conciencia de que es parte de la solución: basta plantar árboles, no contaminar y educar a las nuevas generaciones.