Desde que el gobierno impulsó una serie de medidas que ha llamado “extraordinarias” con el propósito de frenar la escalada de violencia que en promedio alcanza 20 personas asesinadas por día en este año, los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad pública y pandilleros se han incrementado en las últimas semanas, según fuentes policiales.
Son 130 choques armados los que se han registrado en el transcurso de este año con un saldo de 159 pandilleros muertos, según cifras policiales. Por parte de las fuerzas de seguridad pública, tres policías y dos militares han muerto en esos tiroteos.
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La mayoría de éstos choques armados se han registrado en las zonas rurales, donde los pandilleros han instalado campamentos improvisados, ya sea para planificar sus fechorías, para esconderse de las autoridades por tener cuentas con la justicia, o también para poderse adiestrar en el manejo de las armas de guerra, según fuentes policiales.
El 29 de marzo pasado, las autoridades de Seguridad Pública decretaron el “estado de emergencia” en siete centros penales donde están recluidos pandilleros y además aislaron a 299 cabecillas de las dos pandillas en un sector donde se supone no tendrán acceso a energía eléctrica.
A la disposición anterior se le sumaron controles más rígidos en los penales, aprobados por la Asamblea, como por ejemplo la suspensión de los traslados de reos y el bloqueo de señales de telefonía en las penitenciarías.
El director de la Policía Howard Cotto dijo recientemente en una entrevista televisiva que hasta el 31 de marzo se habían registrado 136 enfrentamientos armados, en los cuales murieron 130 pandilleros. Estas cifras representan el 165 por ciento de incremento de pandilleros muertos en acciones armadas para este año con respecto al 2015 en el que 49 mareros murieron, según el director policial.
A esas 130 muertes de las pandillas habrá que sumarles los otros 29 mareros que han muerto en 18 días de abril.
Cotto dijo en su oportunidad que los choques armados registrados entre las fuerzas de seguridad y las pandillas “es un fenómeno que se está dando, nosotros no nos estamos poniendo a la altura de ellos, debo aclarar, estos hechos no son la base, ni el hecho central de nuestra estrategia de seguridad”.
Según él, los enfrentamientos son “un fenómeno que ha ido creciendo con los años”.
El procurador de Derechos Humanos, David Morales, ha dicho que “Hay casos muy sospechosos en los cuales podrían haberse producido ejecuciones extrajudiciales por parte de miembros de la Policía Nacional Civil o la Fuerza Armada en operativos o supuestos enfrentamientos armados...”. El funcionario se ha referido al tema ante la inminente salida de batallones especiales anti pandilleros.
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La Paz es el departamento donde más enfrentamientos armados se registran en el primer trimestre de año, en los cuales no menos de 17 pandilleros han muerto.
San Salvador es otro de los departamentos con más cantidad de choques armados y donde han muerto 16 integrantes de pandillas; mientras que en San Miguel 14 mareros perdieron la vida.
San Vicente y Sonsonate registran incidentes armados que han dejado 12 pandilleros muertos en cada uno de esos departamentos.
Lo que llama la atención de las autoridades policiales es que los intercambios de disparos entre las fuerzas policiales y militares contra pandilleros se han intensificado en los últimos 10 días que han dejado al menos 29 mareros muertos.
El enfrentamiento que se prolongó de forma esporádica por más de una hora se registró el 12 de abril en las afueras de Santa Cruz Michapa, Cuscatlán. Seis pandilleros, cuatro hombres y dos mujeres, murieron al enfrentarse a un grupo de investigadores de la Policía que obtenían información junto a un pandillero que sería testigo en un caso de homicidio y extorsión. En el refuego murieron dos policías y tres más sufrieron lesiones.
En la mayoría de enfrentamientos, las fuerzas de seguridad han decomisado armas largas como fusiles M-16, AK-47, escopetas; así como pistolas y revólveres. La Policía decomisó una escopeta automática de combate del tipo Kel-tecKSG de fabricación estadounidense.
Esta arma fue decomisada el 14 de abril, tras un tiroteo registrado en la colonia San José de San Marcos, carretera a Planes de Renderos. En el tiroteo murieron tres pandilleros que estaban reunidos, aparentemente planificando fechorías.