¿Cuál fue la transacción con China?

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12 February 2019

Ayer se publicó que El Salvador se ha salido del tratado de libre comercio que tenía con Taiwán. Esta acción del gobierno volvió nulas las ventas de 57,000 toneladas métricas de azúcar que los exportadores salvadoreños ya habían realizado en Taiwán y 23,000 más que estaban por venderse en el resto del año. Para el sector más afectado en el país, el azúcar, eso significaba aumentar los impuestos de importación a Taiwán de cero a 87%.

Con esos impuestos, el azúcar salvadoreño no es competitivo en Taiwán. Así, el país perdió un mercado entero de exportaciones de azúcar. Pero el efecto en realidad fue peor. El tratado establecía un período de seis meses entre la denuncia del tratado y el momento en el que este quedaría terminado. El objeto de este periodo era para que los afectados por la terminación del tratado pudieran terminar los negocios que tenían pendientes antes de que los impuestos de importación aumentaran. Para cuando se supo lo que el gobierno había hecho, de esos seis meses ya solo queda uno para terminar las exportaciones de azúcar a Taiwán. Ese tiempo no es suficiente para que el azúcar llegue a Taiwán antes de que suban los impuestos.

Así, los azucareros salvadoreños se quedaron no solo sin mercado para el futuro sino también con 57,000 toneladas de azúcar ya empacada con marcas taiwanesas que ya no tomarán su producto. En vez de recibir el valor de las ventas, estas empresas tendrán que gastar en sacar el azúcar de esas bolsas, en buscar nuevos mercados y en almacenar el producto mientras se vende. Y de eso se enteraron por casualidad. Hace apenas unos días, los azucareros le preguntaron al Ministerio de Economía si iban a denunciar el tratado y la ministro les contestó que no se preocuparan, que ese tratado no sería denunciado. Y hoy, de pronto, se enteran de que eso era mentira, que el gobierno ya había denunciado el tratado hace tanto que ya de los seis meses ya no les quedaba tiempo para ajustarse.

Muchas agrupaciones relacionadas con el azúcar y con el comercio exterior han criticado las acciones del gobierno, enfocándose en la falta de consulta con el sector privado con la que se tomó la decisión, la falta de transparencia con la que se manejó su comunicación y las francas mentiras que funcionarios al nivel más alto del gobierno dijeron al negar que iban a salirse del tratado y al afirmar, en agosto, que China iba a compensar cualquier costo que el rompimiento con Taiwán pudiera causar a El Salvador.

Todas estas críticas son correctas. Es realmente escandaloso que el gobierno haya mentido descaradamente y haya encubierto sus mentiras con esa falta de transparencia con la que rodeó todo el proceso, y que no haya informado a los sectores dañados por sus acciones de tal forma que estos se enteraron a través de la Asamblea Legislativa.

Pero todo indica que lo más escandaloso de todo es algo que todavía ocultan los funcionarios del gobierno: ¿Por qué razones podría el gobierno haber tomado la decisión de cortar relaciones con Taiwán para establecerlas con China si todo lo que sabemos es que esa decisión ha causado costos enormes a El Salvador sin ningún beneficio? Ya sabíamos que estos costos incluían el haber enturbiado las relaciones con Estados Unidos, un aliado de mucho tiempo en el que viven dos millones de nuestros hermanos, muchos de ellos ilegalmente. El gobierno del FMLN trató de justificar este rompimiento diciendo que tendríamos enormes beneficios económicos, dando la impresión de que tendríamos acceso al enorme mercado chino sin impuestos de importación. Pero ahora resulta que en el único producto que podríamos exportar a China tendríamos que pagar el 85% de impuestos. Lo que pintaron, oscura y vagamente, como otro beneficio, el de tener inversión china en el país, resultó estar ligado a darles enormes privilegios a los chinos—privilegios que los pondrían en ventaja sobre los mismos salvadoreños y que implicarían una cesión de la soberanía salvadoreña a China.

Es hora de que el FMLN aclare lo que negoció con los chinos, y que explique quién recibió beneficios en esa transacción, porque es obvio que El Salvador no recibió ninguno.