Ecuador confío a China una presa que se resquebraja, afirma el New York Times

El Gobierno de Rafael Correa, hoy exiliado en Bélgica, apostó por una empresa china, y un préstamo de ese gobierno, para construir un megaproyecto energético muy cuestionado

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Foto EDH/Cortesía

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26 December 2018

Un amplio reportaje del New York Times, publicado la víspera de Navidad, pone el foco en las dificultades en que se encuentra el actual gobierno de Ecuador por la cuestionada construcción de una mega represa hidroeléctrica en medio de la selva, construida por la anterior administración con un préstamo de China.

Se trata de la presa “Coca Codo Sinclair”, la cual fue concluida en 2016 gracias a un crédito de $1,700 millones del Banco de Exportaciones e Importaciones de China adquirido durante la administración de Rafael Correa, exiliado en Bélgica, mientras se le sigue un proceso judicial en su país señalado del secuestro de un político.

El New York Times da cuenta cómo la presa, además de que en su momento se desaconsejó su edificación por factores ecológicos e inclusive  por falta de idoneidad del proyecto, tiene fallas en su construcción, las cuales estuvieron a cargo de la empresa china Sinohydro.

“Se suponía que esta presa gigantesca en la selva, financiada y construida por China, comenzaría a hacer realidad las ambiciones de Ecuador: solventar sus necesidades de energía y ayudar a sacar al país de la pobreza. En cambio, se ha vuelto parte de un escándalo nacional que envuelve al país en corrupción, cantidades peligrosas de deuda y un futuro muy ligado a China”, cuentan los periodistas Nicholas Kasey y Clifford Krauss.

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Según el reportaje, en la maquinaria de la represa se han desarrollado 7648 fisuras, además tiene problemas de sedimento que amenazan toda la obra. Durante su construcción un ingeniero reportó fallas en la construcción, en la cual han muerto cientos de trabajadores, pero al siguiente día fue despedido de la obra. Por todas esas irregularidades, las autoridades ecuatorianas investigan al contralor de la obra, pues existe la posibilidad de que haya recibido sobornos de la empresa. De hecho, el vicepresidente de Ecuador de la época, Jorge Glas, está preso por recibir millones en sobornos de Odebrecht, y no descartan que también los haya recibido de los chinos.

Además del daño ambiental que se le atribuye a la construcción y las fallas técnicas, un estudio anterior determinaba que la cantidad de agua del río sobre el cual se construyó la presa no era suficiente para generar la energía deseada. Hay críticas hoy día sobre la capacidad de generar energía de la Coca Codo Sinclair y los ecuatorianos se quejan de que los recibos de energía han aumentado.

Amarrados a China

El reportaje del New York Times también echa luces sobre lo que implica hacerse socio del gigante asiático y las ambiciones de China a nivel global y particularmente en América Latina. El siguiente párrafo lo ilustra:

“China dejó claros sus planes hace una década, cuando buscó posicionarse en América Latina durante la crisis financiera mundial para darles a los gobiernos una vía de escape y una promesa: “Tratarnos como iguales”, una clara crítica al enfoque usual estadounidense.

 

Funcionó. China ahora es el principal socio comercial en América del Sur; ha sembrado infraestructura en la región y ha dejado a su paso una cantidad relevante de préstamos. También ha cosechado beneficios políticos, como lograr que varias naciones latinoamericanas rompieran relaciones diplomáticas con Taiwán”, entre ellas El Salvador, hace menos de seis meses, un movimiento que provocó críticas dentro y fuera del país por lo sorpresivo e inconsulto de la medida. Además que no se supo nada sobre el alcance del acuerdo firmado.

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Ecuador ha recibido en los últimos años más de $19 mil millones en créditos para costear no solo esa presa, sino puentes, carreteras, etc, pero el reportaje pone el énfasis en lo que esto implica para las futuras generaciones de ecuatorianos.

“No importa si Ecuador puede costear esos proyectos: China cobrará de cualquier modo.

Extraer suficiente petróleo para poder pagarle a China se ha vuelto imperativo para Ecuador, a tal punto que está perforando pozos cada vez más adentro de la selva amazónica, lo cual amenaza con profundizar la deforestación”, reza parte del reportaje. Sólo de intereses por la construcción de la presa, Ecuador deben abonar a los bancos chinos cerca de $125 millones anuales.

“Los chinos lanzaron el anzuelo”, dijo Steve Hanke, economista de la Universidad Johns Hopkins. “A fin de cuentas, ¿qué tienen estos países? Gato por liebre”, concluye el reportaje.