Iglesia Católica de Nicaragua aboga por reanudar diálogo en el país para superar crisis

Los religiosos hicieron ver que la unidad "no es un arte de escritorio", ni tampoco de documentos, sino "es un arte de la escucha y del reconocimiento"

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Policías detienen a un manifestante durante la marcha "Unidos Por la Libertad" este 14 de octubre de 2018, en Managua, Nicaragua. Foto/ EFE

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02 December 2018

La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) abogó este domingo por la reanudación del diálogo nacional, suspendido desde julio pasado, para superar la crisis sociopolítica que vive el país desde abril y que ha dejado cientos de muertos.

En un mensaje, los obispos nicaragüenses, que actúan como testigos y mediadores, se declararon "convencidos que el diálogo es la salida pacífica a esta crisis sociopolítica" y que el mismo "debe estar orientado a abrir nuevas perspectivas donde no las hay".

"Esto requiere coraje, audacia, respeto al otro y, sobre todo, mucho amor a la patria", subrayó el Episcopado.

Los jerarcas católicos observaron que "un buen político es aquel que, teniendo en mente los intereses de todos, toma la oportunidad de dialogar con un espíritu abierto".

"Un buen político en este sentido, opta siempre por generar procesos más que por ocupar espacios", apuntó la CEN.

Reconocieron, además, que en el diálogo con el Estado y con la sociedad civil, la Iglesia Católica no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares.

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"Pero junto con las diversas fuerzas sociales, los obispos estamos dispuestos a acompañar las propuestas que mejor respondan a la dignidad de la persona humana y al bien común", apuntaron los jerarcas, para quienes "con el diálogo hay futuro, sin él todo esfuerzo se enruta al fracaso".

Asimismo, los religiosos hicieron ver que la unidad "no es un arte de escritorio", ni tampoco de documentos, sino "es un arte de la escucha y del reconocimiento".

El Gobierno presentó recientemente una propuesta de política de Estado para alcanzar una cultura de paz y reconciliación, que tiene como fin contribuir al fortalecimiento de un Estado democrático y social de derecho, que promueva una cultura de paz y no violencia, en aras de salvaguardar la paz, la estabilidad, el bien común y la convivencia pacífica entre los nicaragüenses.

Ese proyecto, según los planes iniciales, será presentado este lunes en la sede de la Asamblea Nacional (parlamento).

En el documento, los obispos consideran que la búsqueda de soluciones pacíficas para la situación nicaragüense ha de pasar por una auténtica conversión, por lo que actualmente se vive "una hora decisiva para quienes profesamos la fe cristiana".

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"Estamos llamados a hacer ruptura con los egoísmos personales para ser a la manera del Maestro", señalaron.

Advirtieron que las "luchas fratricidas" del pasado abrieron heridas que aún no han sido curadas "y que todavía supuran odio y violencia", y por esa razón exhortan "a los nicaragüenses a no dejarse seducir por soluciones inmediatistas, sino actuar cívicamente porque la nueva Nicaragua necesita de líderes no violentos que conquisten, de la mano de Dios, metas de libertad y justicia".

El diálogo entre el Gobierno de Ortega y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia fue suspendido de forma indefinida en julio pasado, después de que grupos oficialistas atacaron a obispos de la Iglesia católica, quienes actuaban como mediadores.

Nicaragua vive una crisis social y política que ha generado protestas contra el Gobierno de Ortega y un saldo de entre 325 y 545 muertos, según organismos de derechos humanos locales y extranjeros, mientras que el Ejecutivo cifra en 199 los fallecidos.

La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han responsabilizado al Gobierno de "más de 300 muertos", así como de ejecuciones extrajudiciales, torturas y otros abusos contra los manifestantes y opositores.

Ortega ha negado las acusaciones y ha asegurado que se trata de un intento de "golpe de Estado".

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Las manifestaciones contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, se iniciaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario. Agencia/Acan-EFE