A lo largo del periodo electoral de medio periodo en los Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha demostrado ser uno de los temas más contenciosos entre los votantes estadounidenses. Pese a que el mandatario no estaba en ninguna boleta, se posicionó como un puntos en contención para los dos bandos, volviendo la elección un “referéndum” de su gestión.
“De alguna forma, es como si yo estuviera en la papeleta”, dijo el mismo Trump en mitin en el que participó el lunes en el estado de Ohio, uno de los territorios en mayor disputa. Con esto, reconoce lo que se ha discutido desde que era candidato a comandar la Casa Blanca en 2016: que se ha tomado el partido Republicano. “Salgan a votar, un voto para los Republicanos es un voto para continuar nuestra extraordinaria prosperidad”, dijo.
En algo tiene razón el presidente. Su gestión, marcada por polémica y polarización, ha logrado que las elecciones de medio término, cuya participación histórica ronda un bajo 40%, estén despertando más interés en los votantes. “Estas elecciones solían ser aburridas; ahora son lo más fuerte”, dijo en Ohio.
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Cuatro de cada tres estadounidenses que votaron anticipadamente o fuera de sus distritos consideraron que Trump y el sistema de salud eran los dos puntos más importantes de esta elección, de acuerdo a una encuesta del Washington Post y la Universidad George Mason en Virginia. Detrás de estos puntos, están la economía y la inmigración. En el primer tema, los Republicanos tienen ventajas y en la migración ha sido polarizante, pues la retórica de Trump le ha hablado a su base más conservadora, pero entre los votantes demócratas y más moderados hay un interés por una postura más humana en cuanto al cuidado de sus fronteras.
Cifras desfavorables
Ser un temas fuertes en campaña puede ser un arma de doble filo para Trump, considerando su nivel de aprobación entre los estadounidenses. Según cifras de Gallup, hasta el 4 de noviembre, un 40% de estadounidenses aprobaban su gestión y un 54% la reprobaban.
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Desde 2002, ningún presidente de EE. UU. ha tenido un balance positivo en las elecciones de medio término, cuando George Bush tuvo una aprobación de 68% y una desaprobación de 27%. Asimismo, fue la última vez que el partido de gobierno ganó escaños en el Legislativo en elecciones de medio término.
En las últimas tres elecciones de medio periodo (una de Bush y dos de Obama), los presidentes ha tenido balances negativos y el partido de gobierno ha sufrido derrotas legislativas y a nivel de gobernadores.
Al cierre de esta nota, parecía confirmarse esta tendencia. Numerosos medios proyectaban que los Demócratas retomarían la Cámara de Representantes, mientras que los Republicanos mantendrían el control del Senado.